Libertad de Prensa

Paco Moncayo Gallegos

El artículo IV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada en 1948, reconoció que: “toda persona tiene derecho a la libertad (…) de opinión y de expresión y difusión del pensamiento por cualquier medio”. En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo la recomendación de la Conferencia General de la Unesco, proclamó el 3 de mayo como el ‘Día Mundial de la Libertad de Prensa’. La Corte Interamericana de Derechos Humanos proclamó que: “… el ejercicio periodístico solo puede efectuarse libremente cuando las personas que lo realizan no son víctimas de amenazas ni de agresiones físicas, psíquicas o morales u otros actos de hostigamiento”.  Y destacó que los actos de violencia contra periodistas o personas que trabajan en medios de comunicación no solo violan el derecho de éstas, sino que, además, atentan contra los derechos de los ciudadanos y las sociedades en general a buscar y recibir información.

En tiempos pasados, las amenazas en contra de estos derechos provenían del aparato del Estado y de ciertos sectores poderosos de la sociedad; en la actualidad, a este tipo de violencia, ejercida especialmente en casos de denuncias sobre corrupción, se suma, con fuerza inusitada, la cometida por el crimen organizado transnacional, convertido en una de las principales amenazas para la vida y la integridad de los y las periodistas. Lo anterior se agrava cuando los delincuentes logran penetrar al aparato estatal en gobiernos nacionales o locales y si alcanzan a cooptar  a personas que trabajan en los medios.

El Día Mundial de la Libertad de Prensa es una oportunidad para recordar a los gobiernos que tienen la obligación fundamental de prevenir y proteger a los periodistas; pero también de investigar, juzgar y sancionar penalmente a los responsables de estos horrendos crímenes. Esa es la mejor forma de demostrar el respeto a los compromisos internacionales. La sociedad y los gremios, por su parte, deben tomar conciencia de las nuevas amenazas a la libertad de prensa y a la ética profesional de los periodistas. Finalmente, es válida esta oportunidad para rendir homenaje a los periodistas que perdieron sus vidas en el cumplimiento de su deber.