Nuevo reordenamiento social

Alfonso Espín Mosquera

Latinoamérica tiene una negra y pesada historia en materia de golpes de Estado, de dictaduras, de ingobernabilidad, siempre mezclada con la efervescencia ciudadana que es la que posibilita la manipulación de líderes populistas, quienes aprovechando la emotividad de la gente se encaraman en el poder sin un proyecto de país.

La experiencia de las dictaduras militares ha sido traumática para toda la región en los años sesenta y setenta, cosa que impulsó la organización de movimientos en pro de la democracia participativa, y que en 1979, en el caso ecuatoriano, nos devolvió al régimen de derecho para después de cuarenta y tres años sentir un terrible desengaño y desilusión, por decir lo menos, de todos los regímenes democráticamente elegidos que han pasado por Carondelet.

Justamente el populismo tiene su caldo de cultivo en los pueblos donde la podredumbre política, como la gestada por los gobiernos neoliberales y también por los que se decían de centro izquierda y progresistas, generan insatisfacciones a todos nivel y entonces cualquier oferta se gesta sin mayores conciencias, tal cual el advenimiento de la corriente populista que se disfrazó de socialista, pues utilizó canciones, lemas y, sobre todo, generó un ambiente politizado en sus discursos, distante de los manifiestos marxistas de los años sesenta que hablaban de los procesos históricos como hechos insalvables a los que iba la humanidad.

Estamos viviendo uno de los peores momentos en el devenir de nuestros pueblos, porque aquello que anunciaba la Revolución Cubana o los movimientos de izquierda en los países latinoamericanos, fue viciado y envilecido por estos neorevolucionarios, bajo diferentes membretes; revolución bolivariana, ciudadana, en fin por políticos populistas que gobernaban desde las tarimas, mismo lugar en el que cantaban y bailaban para el ‘deleite’ de sus seguidores.

Todo esto ha generado los más altos niveles de defraudación y desesperanza en los ciudadanos, y se ha optado en miles de casos por buscar nuevos horizontes lejanos al país.

Los jóvenes quieren cumplir la mayoría de edad para ir en busca del sueño americano,  europeo, no creen en la Patria, porque no hay oportunidades. La delincuencia también toma cuerpo en medio de las necesidades de las grandes mayorías, y paradójicamente los gobernantes de turno inflan sus bolsillos de riquezas, producto de vidas deshonestas aprovechándose de las arcas fiscales, pero de este panorama desalentador, preocupante en alto grado, violento e inmisericordemente consumista, en el que parece que no hay ninguna solución y estamos atrapados sin remedio, posible y curiosamente surjan nuevas condiciones, porque cuando los extremos llegan al fondo se producen reordenamientos en todos los ámbitos y ese es un imperativo del país que debe darse con urgencia.