No discutimos políticas, discutimos políticos

Milica Pandzic

Desde hace años la conversación política en Ecuador está guiada por los personalismos, y centrada en las riñas entre partidos políticos, entre funciones del Estado, y entre funcionarios públicos. Incluso hoy, que existe una mejor relación entre poderes del Estado, estos temas siguen reinando en los titulares y en la discusión colectiva.

Un gran ejemplo de esto son las distintas investigaciones que está llevando a cabo la Fiscalía General del Estado, las que, al involucrar funcionarios políticos y públicos, alimentan estas discusiones. Sin restarle importancia a estas investigaciones, y más bien, reconociendo el gran trabajo que ha realizado la Fiscalía, el problema es que a nivel de la ciudadanía los hechos suelen simplificarse en un discurso politiquero, y poco han servido para construir una verdadera reflexión seria sobre las causas y el estado de la corrupción en el poder y la justicia, y los nexos de éstos con el crimen organizado.

Así mismo sucede con la política pública, la cual constantemente se encuentra rezagada del debate público. No discutimos políticas, discutimos políticos; siempre bajo la óptica partidista o ideológica. Conscientemente o no, somos parte de la narrativa que ciertos políticos buscan, pero no la que el país necesita. Esto es, una ciudadanía informada y crítica, que contribuya activamente en el proceso de formación de la política pública desde sus ideas y su experiencia.

Estamos lejos de eso. Muy poco sabemos y menos aún debatimos sobre lo que se trabaja desde el poder y la administración pública, aunque tenga un impacto fundamental en nuestras vidas. No estamos enfocados en lo importante, sino en lo fugaz pero controversial. Y de esa forma, por muy activas que puedan ser nuestras conversaciones políticas, seguimos siendo sujetos pasivos de las decisiones políticas que nos afectan directamente.