Lobos vestidos de ‘borregos’

Alfonso Espín Mosquera

Estar en contra de Correa no significa ser de Lasso, y no es el afán oponernos porque sí al gobierno de la Revolución Ciudadana y sus acciones de catorce años sumados los cuatro de Moreno, quien fuera su binomio y vicepresidente; pero tampoco nos puede traicionar la memoria, a la que le podemos refrescarla usando un estribillo del mismo Correa:  ”prohibido olvidar”. Entonces enlistemos algunos: pativideos, Gran hermano, come cheques, Palo Azul, helicópteros Dhruv, El Aromo, Pedro Delgado, Duzac, Dayuma, Chucky seven, Refinería del Pacífico, asesinato del general Gabela, el espionaje de la Senain, por nombrar algunos de los muchos casos sonadísimos en aquella época manejada por Rafael Correa, sin olvidar tampoco  su carácter iracundo, prepotente, que le permitió gobernar desde las tarimas de las sabatinas, poniéndoles a temblar a sus ministros que terminaban en calidad de muñecos serviles del caudillo.

De tanto caso mencionado en la lista, actualmente ya no hay responsables, ninguno está en la cárcel, excepto alguno, por lo que habría que investigar a los jueces y sus posibles compromisos hacia la tienda política que nos gobernó esos años, como para que todo quede en la impunidad.

Los casos rememorados tampoco velan por la santidad del presidente actual, para nada. Hemos dicho en otras entregas que Lasso se ha portado lento al extremo de la ineptitud y nos queda debiendo, entre otras cosas, seguridad y paz, pues nos hemos convertido en un campo de violencia en el que no podemos vivir con las mínimas garantías y hasta choca que cuando se habló de indicios de acciones fraudulentas en las últimas elecciones, por ejemplo, el presidente de la República, aparezca con un rendido tono, a ponerse a la orden de la voluntad popular para tratar rectificar. Ojalá busque, además, asesores competentes en el campo de la Comunicación para que le ayuden a socializar e informar con oportunidad lo que debe conocerse.

Tampoco fue atinado que se haya quedado rodeado de tanto correísta, varios en puestos claves, y que a tiempo no pusiera freno a una Asamblea que no le ha dejado gobernar, la que hoy por hoy, tiene como misión mayor, amparada en el triunfo de una consulta popular y de la complicidad de quienes esperan a Correa para volver al festín, tratar de botarle de la presidencia de la República, para adelantarse las navidades.

Es hora de madurar políticamente para reconocer a los lobos vestidos de ‘borregos’ y sopesar los hechos que se viven en el país para defender la democracia, como bien mayor y exigir también enmiendas y transparencia en las acciones del gobierno y sus funcionarios, todo por un pueblo que merece una vida digna, con oportunidades laborales y con honestidad como norte de sus existencias y la de sus descendientes.