Salvatore Foti
El anuncio sobre el libre porte de armas en Ecuador no es otra cosa que un intento de mejorar la imagen del presidente Guillermo Lasso y hacer cambiar de conversación a la opinión pública que ahora, en lugar de hablar de la posible destitución del mandatario, debatirá sobre quiénes están a favor o en contra del porte de armas.
El Presidente logró dos objetivos: acercarse más al estilo adoptado por Bukele y utilizar la medida como un potente distractor.
Pero todo esto no deja de ser una medida populista que, lejos de solucionar los problemas de la criminalidad, solo fomentará y profundizará otros fenómenos sociales que muy pronto deberemos estar dispuestos a enfrentar.
Un Gobierno que no puede gestionar ni la entrega de cédulas y pasaportes ahora se hará cargo de entregarnos armas. Es risible bajo cualquier punto de vista, pero sobre todo irresponsable, y lo que realmente hizo el mandatario con dicho anuncio es renunciar a la Presidencia pues está admitiendo, por enésima vez, que no puede y no sabe solucionar los problemas del país. Se ha acostumbrado a endosar los problemas a los ciudadanos; jamás es su responsabilidad y jamás puede solucionar nada .
El Presidente ya debe considerar seriamente qué salida ofrecerle al país, mientras que la sociedad civil en su conjunto debe hacer autocrítica y admitir que junto a Lasso se están defendiendo valores antidemocráticos que atentan directamente a la seguridad de la ciudadanía. Ya no se trata de defender la institucionalidad del país, sino a un gobernante y a una línea de gobierno realmente mediocre e improvisada.
Los desafíos que tenemos no pueden seguir siendo gestionados por la actual administración; no son estas las soluciones que se merece el país. Urge volver a las urnas antes de que acaben con todo.