La metrópoli

Eduardo F. Naranjo C.

La conurbación que tiene la capital exige una administración eficiente. Candidatos que no proponen un plan que implique soluciones a la circulación, salubridad, seguridad, educación y sobre todo política clara de uso del suelo (donde corre mucho dinero), no tienen valor.

En Quito, la expansión hacia los valles genera problemas de seguridad, transporte, circulación, Guayaquil en cambio no  para ante nada; desarrolló una amplia red de avenidas y autopistas, y quieren un quinto puente. Aquí la timidez de un alcalde bloqueó un proyecto de mejora en la Oswaldo Guayasamín, pero festinaron el uso de suelo y construyen hasta en quebradas.

El tránsito a determinadas horas es imposible. Una de las calles más largas de la metrópoli lleva el nombre de la ilustre Manuela Sáenz, es obra olvidada cuando hoy está convertida en vía alterna para ir y venir al centro; 16 años tiene el proyecto de ampliación, pero igual  duerme como la perimetral metropolitana que a nadie importa.

Para la Manuela Sáenz se proyectó ensanche a 14 metros con veredas adicionales de 2 metros. Resulta peligrosa la estrechez actual con altas velocidades y falta de veredas; se arriesgan vidas de peatones y ciclistas. Para cruzar el Machángara hay un estrecho puente construido por la EEQ hace 50 años; por él pasa solo un vehículo a la vez, buses no caben y no hay transporte para trabajadores y empleadas que trabajan en la zona. Se suma el deterioro de la calzada por cientos de pesados volquetes de una obra, que se presume será un parque, posiblemente privado de la UDLA. Con la oferta de ayuda gubernamental el Cabildo puede iniciar créditos para resolver múltiples problemas, ojalá lo haga bien, como ha sido inaugurar el Metro luego de años de espera. Mucho por hacer hoy, que la Academia estudia la complejidad señalada como Urbicidio.