La Agenda 2030 (III)

Pablo Granja

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS, han levantado una irreconciliable polémica entre partidarios y adversarios, por lo que es oportuno conocer sus respectivas argumentaciones:

Los defensores apelan a cuatro razones humanitarias:

  1. Son históricos: involucran a gobiernos, empresas y organizaciones de los sectores públicos y privados.
  2. Son universales: incluyen tanto a países desarrollados como en vías de desarrollo.
  3. Son detallados: son 17 objetivos distribuidos en 169 metas; cada una contempla indicadores de medición de avance de los objetivos.
  4. Son transformadores: buscan transformar completamente los sistemas económicos de todos los sectores relacionados con el interés público.

A esto se debe agregar el enfrentar la emergencia climática, el deterioro del planeta por la contaminación y el crecimiento poblacional cuyas demandas deben ser satisfechas de una manera creciente. De estos factores nace la intención de alcanzar condiciones de igualdad y de oportunidad entre todos los países. Expuestos de esta manera, los ODS lucen beneficiosos e irrefutables. Y para lograr una ágil implementación se recurrió al concurso de organismos empresariales privados que deben demostrar que pueden orientar sus negocios hacia un desarrollo tecnológico sostenible.

La participación privada se compromete en el año 2019, con la firma del Acuerdo de Asociación Estratégica para la implementación de la Agenda 2030 (ODS) entre el Secretario General de las Naciones Unidas y el presidente del Foro Económico Mundial. También conocido como el Foro de Davos, que es una organización no gubernamental internacional “que aboga por un mundo globalizado gobernado por una coalición de corporaciones multinacionales, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil seleccionadas en lugar de las estructuras democráticas clásicas, ​lo que ha hecho a través de iniciativas como el Gran Reseteo y el Rediseño Global”. También trata de los problemas más apremiantes relacionados con la salud y el medio ambiente como parte de su “compromiso de mejorar la situación del mundo”. El Foro es financiado por las empresas que lo integran, relacionadas con la construcción, aviación, tecnología, telecomunicaciones, alimentos, bebidas, ingeniería y servicios financieros; pero la condición es que la facturación individual anual debe ser superior a los cinco mil millones de dólares.

Entre los integrantes actuales del Consejo de Administración del Foro de Davos están Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos, y Christine Legarde, actual presidenta del Banco Central Europeo, la misma que siendo gerente del FMI en el 2012, hizo pública su preocupación sobre “las implicaciones financieras de que la gente viva más de lo esperado. El riesgo de longevidad es un tema que exige más atención ya”. Lagarde, cumplió 67 años en enero pasado y no se sabe las medidas que estará tomando acerca de sí misma.

Quienes han estudiado a fondo el contenido de las 169 metas de la Agenda 2030 afirman que el lenguaje utilizado es apropiadamente ambiguo, como para que se preste a la interpretación de quien lo ejecute; y que en realidad contiene la intención oculta de controlar la economía planetaria, las tierras de cultivo bajo la justificación de alimentar al mundo y la aplicación de nuevas tecnologías administradas con fondos provenientes de emporios gigantescos como BlackRock y Vanguard.

O sea: el destino del mundo está siendo diseñado por una alianza público – privada conformada por la ONU y el Foro de Davos.

(Continuará Parte IV)

Pablo Granja

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