Faltó Quaker

Italo Sotomayor Medina.

El debate concluyó con la poca expectativa con la que inició. No hubo sorpresas, ni cuestionamientos que impulsaran a una verdadera confrontación de ideas; tan solo una exposición de ofertas de campaña, tal como la podemos leer todos en las redes sociales de los candidatos o en sus exposiciones públicas en eventos o en medios de comunicación. El formato y la selección de los ejes temáticos del debate, no es responsabilidad de los candidatos, ni de la periodista seleccionada para moderarlo, sin embargo, sus posturas se amoldaron perfectamente a la preconcebida idea del CNE: una tertulia aburrida de domingo.

Noboa, quien había generado buenos comentarios tras el primer debate, mantuvo el mismo esquema, fiel a la personalidad que le hemos visto en estos meses. Repitió la fórmula que le funcionó la primera vez, pero que merecía varios ajustes para este nuevo debate. Se lo notó dubitativo, nervioso y aletargado. No usó adecuadamente varios de los cuestionamientos que se tiene hacia el correísmo, en especial a lo que se refiere a la “desdolarización” o los “ecuadólares”. Noboa no comprendió que este era un debate de uno contra uno y que en esta ocasión, no contaría con la suerte de tener a otros candidatos a su alrededor que polarizaran la conversación y que lo hicieran lucir por encima de ellos, gracias a su serenidad y respuestas técnicas. No tenía, tampoco, a otro candidato que lo felicitara por sus respuestas y por “elevar el nivel del debate”. Todas esas dudas, hicieron que su lenguaje corporal y el tono utilizado para sus respuestas, fuera lineal y vacilante.

Por su parte, González lo hizo mejor. Dejó a un lado la confrontación y sus discursos sobre el pasado y la nostalgia del correísmo. Habló sobre el presente y el futuro de un potencial gobierno de 1 año y 5 meses. Lució mejor preparada y con un mayor control sobre los ejes que fueron discutidos. Su experiencia política quedó en evidencia y fue bien utilizada. Ganó el debate, no por talento propio, sino porque no tuvo en frente a un candidato seguro de sí mismo. Las encuestas de los días posteriores, no reflejaron mayores movimientos pese al esfuerzo correísta en el debate, lo cual hace pensar que los indecisos todavía mantienen la misma incertidumbre y que lo discutido no fue determinante para mover a grandes masas de votantes de un bando a otro. Esperemos unos días más para ver qué presidente y qué modelo de Estado, es el que quiere el ecuatoriano de hoy. Dios nos encuentre confesados.

@ItaloSotomayor
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