Milica Pandzic
En un contexto políticamente tan dividido y polarizado, es difícil encontrar narrativas que puedan considerar las diferentes perspectivas de las víctimas, con el respeto y la sensibilidad que requiere el tratamiento de un conflicto que ha creado tanto dolor y sufrimiento a lo largo de los años. En este mundo dominado por las redes sociales, abundan las narrativas simplistas, ante un conflicto tan complejo.
No hay vidas que valgan más que otras. Sin embargo, en estas últimas semanas no han faltado, dentro de narrativas simplistas, justificaciones a uno u otro ataque. Los horrendos crímenes que cometió Hamás contra civiles israelíes no pueden ser justificados bajo ninguna circunstancia. Y con la misma contundencia es posible, y se debe, condenar los ataques contra civiles palestinos llevados a cabo por el Estado de Israel.
Miles de palestinos han muerto a raíz de estos ataques; se estiman más de 10.000, y de estos, 70% mujeres y menores de edad. Esta cifra no incluye los miles de heridos, desaparecidos, desplazados, y las demás víctimas de la grave situación humanitaria que la población de Gaza lleva años sufriendo.
Los ataques indiscriminados de Israel han asesinado a personal humanitario (como los 100 miembros de UNRWA), personal médico (alrededor de 200), personal de la prensa, y es probable que los propios rehenes israelíes también estén perdiendo la vida a causa de estos ataques. De ninguna forma es posible justificar la magnitud de esta operación.
Incluso con la información llegando en tiempo real, a lo largo y ancho del mundo, muchos prefieren ignorar el panorama completo. Y esta ceguera voluntaria es uno de los obstáculos para alcanzar una solución que permita proteger a la población civil. Mientras, el tiempo sigue pasando, los ataques siguen ocurriendo. Y los civiles son quienes están pagando el precio.