‘Haz lo que quieras’

Manuel Castro M.

Los ciudadanos comunes, no exentos de razón y evidencias, no nos explicamos la innegable fuerza política de Correa y sus seguidores —en la Asamblea, y en otras altas funciones—, ni la perspectiva de que continúen sus éxitos electorales y que incluso logren la impunidad para su líder máximo.

El Ecuador actual es resultado de los últimos catorce años de gobierno, pues su herencia es descalabro fiscal, sobornos, crimen organizado, mediocridades en los altos cargos públicos, desempleo. Otro crimen: el fomento del odio hacia el otro (‘pelucones’, ‘periodistas corruptos’, ‘enanos’, etc.), que indudablemente atrae a la sociedad de masas. Esta situación hizo del siglo XX el ‘Siglo de los Genocidios’, cuyos autores —Hitler, Stalin, Mao, Pot Pol, Huseín y Kim Il-Sung— aún tienen velados seguidores, como Correa cuya admiración por Putin es conocida y pagada.

Quizás eso sea la explicación posible para que exista en el país esta inclinación al populismo depredador y cínico (hablan de que son ‘perseguidos políticos’, cuando ni siquiera afrontan los juicios o aportan evidencias de su supuesta inocencia). Lo cierto es que estos políticos prescinden de la moral al uso (democracia liberal, elecciones) y de la razón natural —no robar, no reprimir, respetar la libertad de opinión (se destruyó medios y se enjuició a periodistas; sencillos hombres que no coincidían con sus ideas por hacer ‘Años Viejos’ alusivos o prestar sus humildes vehículos para trasladar monigotes fueron a la cárcel). Nada de lo señalado es invento; la realidad de la actuación de esta pequeña élite criminal elegida por el pueblo en el fondo es triste y cierta.

La pregunta es por qué no se controla y derrota a estos depredadores políticos. No es que falten razones, y el pueblo las comparte a pesar de sus ingentes necesidades de seguridad, empleo   y servicios de salud (por ello es Lasso presidente). La respuesta la da Ibsen: “No se trata de tener la razón, sino de dar ejemplo”.

‘Haz lo que quieras’ es una oscura filosofía que debe estar ausente de un gobierno razonable y valiente. El ‘haz lo correcto’ (el bien común) es su obligación ineludible.