¿“Guaya Kill…”?

El Guayaquil de los Bucaram era una cloaca. Embajadas, agencias de viajes y aerolíneas advertían de no viajar allá. Basura en las calles, no había servicios básicos y estar en algunos lugares era jugarse la vida. Ciudadanos de un nivel socioeconómico se movieron de sectores tradicionales (Urdesa, Ceibos, la Kennedy o el Centenario) a nuevas urbanizaciones (Samborondón o La Puntilla). Al mismo tiempo, crecieron invasiones y suburbios en cinturones alrededor de la ciudad.

En 1992 fue electo como alcalde León Febres Cordero e inició un plan de rescate. Cerró la alcaldía para fumigarla. Modernizó muchos sectores, hizo avenidas, parques y monumentos. Su principal logro, el Malecón 2000. El expresidente fue reelecto (1996 – 2000) y entregó el mando de la ciudad al delfín y sucesor, Jaime Nebot, quien por 19 años hizo una alcaldía exitosa. Se creía que con Cynthia Viteri todo seguía igual…

Pero, solo en 2021, hay medio centenar de muertes violentas entre Guayaquil, Durán y Samborondón (el “Gran Guayaquil”). Una muerte violenta diaria, relacionada con bandas narcodelictivas que convirtieron a la ciudad en algo parecido al “lejano oeste”: tiroteos entre delincuentes y policías, ajustes de cuentas y sicariatos. Los noticieros de televisión dedican al menos un cuarto de hora al tema.

Pero nada detiene a los malhechores, que alcanzaron un nivel de sofisticación que supera los medios de los que disponen la Policía y el Ejército, que patrullan la ciudad como pueden. Requisar armas y drogas no surte efecto. Los ataques ocurren hasta en zonas donde las fuerzas del orden hacen controles.

Guayaquil se ha convertido -como Quito- en refugio seguro para bandas delincuenciales que, en su momento, tuvieron complicidad con el gobierno de Rafael Correa, que las usaba eventualmente como “fuerzas de choque” (como los “Choneros” y los “Latín Kings”). El brazo largo de los carteles mexicanos de la droga y de otras partes (mafias balcánicas o asiáticas) hizo el resto.

Esta lucha requiere más que ruedas de prensa sobre capturas de pillos y droga. La guerra iniciada en las cárceles se salió de control. Extraño que estos temas no hayan estado en la agenda noticiosa en tiempos de Febres Cordero y Nebot y ahora sí, aparecen con Viteri y el presidente Lasso. El objetivo: recuperar la paz y seguridad. El país no quiere que sea “Guaya Kill”.