A propósito de la “amnistía”…

Con motivo del paro nacional de octubre de 2019, el Municipio de Quito tuvo que destinar cerca de 1.3 millones de dólares para reestablecer los 1800 puntos de la ciudad donde la infraestructura fue afectada. De ese monto, $400.000 fueron a la reparación de daños en el Centro Histórico, considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En las protestas, no solo edificios y viviendas fueron arruinados, sino también vehículos de policías, ambulancias de la Cruz Roja y las Unidades de Policía Comunitaria (UPC). En Quito, la UPC ubicada en la calle 24 de mayo fue quemada y destruida en su totalidad.

Casas patrimoniales, viviendas privadas fueron gravemente afectadas. Los hoteles, las actividades turísticas y comerciales se pararon, lo que en conjunto significó, según datos de prensa, que en la capital las pérdidas en los trece días del paro nacional ascendieran a $35’877.752,79.

Los manifestantes entraron en un estado de barbarie y desafuero que arrasó con todo y como en la célebre Fuenteovejuna, todos y nadie fueron los culpables, pero las pérdidas son evidentes y, a veces, irrecuperables.

Sin embargo, en días pasados, los máximos dirigentes del movimiento Pachakutik, acompañados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), presentaron en la Asamblea un proyecto de amnistía para 250 personas, entre quienes se encuentra un grupo vinculado al levantamiento de octubre de 2019.

Amnistía significa “el olvido del delito” y por tanto nadie será responsable de los daños y peor aún de las reparaciones, mucho más que en el país y peor aún en la Asamblea, todo tiene un cariz político y a nombre de democrático, las razones son lo de menos, cuanto la decisión de las peligrosas mayorías.

Las experiencias dicen que en la política no interesa la verdad, el bien común, la necesidad de los ecuatorianos, cuanto los intrincados “pactos”, los llamados “acuerdos legislativos”, con los que se suman o restan votos y se justifican las maniobras más perniciosas y oscuras, y estas circunstancias de amnistía en favor de los vándalos que destruyeron la ciudad en los días del paro, nos hacen recordar a varios políticos del país, célebres por mal educados y pícaros, por decir lo menos, que han recibido el perdón de bochornosos actos con esta figura de la “amnistía”, que justamente se fragua gracias a las componendas entre bloques legislativos.

Ojalá no vuelva esta trinca del olvido para quienes causan daño a los bienes públicos o privados y peor todavía  para los que meten la mano en los bolsillos del Estado y se roban el sostenimiento de los hospitales, la educación y más servicios que tanta falta hacen a las grandes mayorías de nuestra población.