Gobernar con sensatez

Rodrigo Contero Peñafiel

Es un clamor de los ciudadanos que los gobernantes elegidos democráticamente cumplan a cabalidad con el mandato del pueblo y la Constitución de la República, que su función primordial sea atender las necesidades, no de ciertos grupos de políticos sino de la gente. El gobernante o primer magistrado debe ser el líder con la preparación indispensable, sabiduría y ética comprobada, que sabe lo que hay que hacer y escoge a sus colaboradores sin dejarse engañar por apreciaciones alejadas a la verdad y la realidad del país.

El personaje que busca el poder para gobernar debe saber cuáles son las necesidades del país, tanto en área social, de salud y económica, de quienes no cuentan con los recursos suficientes para vivir y quienes más lo necesitan. Para esto, no es suficiente haber recorrido el país durante las campañas electorales, sino mantener buenas relaciones con dirigentes gremiales, laborales y productivos. Es fundamental acoger sus aspiraciones, analizar y presentar proyectos con expertos conocedores de la materia, para entonces elaborar planes de ejecución de los mismos, lo más amplios y posibles, que puedan satisfacer las demandas; señalar el financiamiento, —quizá lo más difícil—, con un cronograma adecuado y más requisitos de la planificación.

La ejecución debe estar a cargo de los respectivos ministerios, entidades públicas y funcionarios elegidos por sus conocimientos, méritos, ética y moral; capaces de actuar en todo momento con integridad y honradez. Caso contrario corresponde desecharlos y denunciarlos a la justicia de inmediato. No basta para ello decretos que prohíban las malas prácticas o anuncien sanciones. Los ‘errores’ cometidos por colaboradores mal elegidos y corrompidos se debaten con mucha frecuencia en las Cortes de Justicia.

Debemos tener presente lo que la historia nos enseña sobre las obras más deseadas y alcanzadas por los pueblos y en las cuales se han tenido participación directa. Ejemplos hay muchos: viviendas, escuelas, casas comunales, centros de salud, canales de riego, mantenimiento de puentes y carreteras, forestación, agricultura, ganadería, etc.  El pueblo es la base para el éxito de todo gobierno.