Entre lo político y lo jurídico

Las discusiones de las últimas semanas en el país parecen estar atrapadas en un limbo entre lo jurídico y lo político. Y en medio de esa tensión, nos preguntamos dónde queda el sentido común.

El gobierno nacional hizo su gran apuesta al cambio ofrecido en campaña que le llevó al poder, a través del proyecto de ley denominado: Ley de Creación de Oportunidades. Un macro documento, muy extenso, que contiene varias reformas en materia tributaria, flexibilización laboral e incentivos para atraer inversiones. Este proyecto no fue admitido a trámite por la Asamblea Nacional, alegando la falta de unidad de materia, es decir que versa sobre demasiados temas. Y así evitó si quiera la posibilidad de discutir su contenido.

Desde entonces el país entró a una suerte de limbo sobre su presente y sobre su futuro. Ante la incapacidad del poder legislativo de promover debates profundos que aporten al desarrollo del país, el ejecutivo se paralizó sin capacidad de negociación.

Ahora el Presidente de la República ha ofrecido reformular esa propuesta en tres proyectos distinto y mandar la pelota a la cancha de la Asamblea Nacional, esperando que se animen a trabajar y dejen de obstruir la democracia.

Las expectativas son muy bajas porque esta Asamblea se deslegitima cada día más. Lo curioso es que el poder legislativo es el más representativo de la ciudadanía por su cantidad de miembros y por su segmentación nacional, así como local y por ende debería ser los gobernantes más cercanos a sus votantes, donde cada uno de nosotros nos viéramos encarnados. Pero sabemos que no es así y que todas las esperanzas de que se sostenga el sistema democrático están puestas en el Ejecutivo.

Para muchos de nosotros, las discusiones legales y políticas que refiero, resultan estériles. Bastaría con usar el sentido común para gobernar a una población en estado de emergencia que no tiene trabajo, que tiene hambre y que teme por su seguridad y la de los suyos.