El riesgo país

Rosalía Arteaga Serrano

No acostumbro a escribir sobre economía porque no es mi campo de desempeño, pero sí quiero compartir con ustedes, mis lectores, las inquietudes que entraña la situación actual y, sobre todo, las perspectivas desalentadoras en el futuro inmediato.

Me refiero a la calificación de riesgo que las economías de América Latina tienen y que se reflejan en publicaciones internacionales. En ella se indica que las economías de nuestro continente que tienen un más alto riesgo y unas perspectivas nada alentadoras son Argentina, Bolivia y Ecuador.

En el caso ecuatoriano la preocupación viene dada por el adelanto de las elecciones y las posibilidades de que el cambio de gobierno enrumbe al país por un aumento en el gasto con pocas probabilidades de mejorar la recaudación pública, empeorado aún por la consulta sobre el Yasuní que impediría la explotación de las reservas petroleras.

Hay quienes hablan también sobre un peligro de desdolarización, lo que mandaría al país a un despeñadero de incalculables consecuencias, con un impacto en la calidad de vida de la gente, sobre todo los de menos recursos económicos, una contracción del empleo, un alejarse de inversiones y una serie de factores encadenados que presentan como muy alarmante el futuro del país.

Los procesos electorales tienen una enorme carga de ilusiones, de esperanzas de cambio, de venta de ilusiones en las que desafortunadamente somos muy dados a caer los ecuatorianos, por ello es tan importante elegir a conciencia, no dejarnos guiar por ofertas que sabemos que no van a cumplirse, ni tampoco por la inmediación de una aparente bonanza que será a costa de hipotecar el futuro.

Los ecuatorianos tenemos ya dolorosas experiencias al respecto, por lo que nos toca meditar con honestidad sobre el futuro del país que queremos y en el que deseamos continuar viviendo.