El 2023: una promesa de algo mejor

Ugo Stornaiolo

 Los deseos de un mejor año surgen al finalizar años controvertidos como el que termina, en el país y el mundo. La invasión de Rusia a Ucrania (que no acaba), los conflictos regionales por escándalos de corrupción o levantamientos y asonadas (como la indígena de junio o la más reciente en el Perú) y presidentes cuestionados en algunos países (como Brasil), marcan una agenda especialmente compleja.

Parecería que el Ecuador es uno de los pocos de la región apto para la inversión extranjera, pero su inestabilidad política y económica no lo permiten. El país sigue aspirando un boom de llegada de capitales extranjeros que no se da. Sin embargo, las perspectivas en países como Brasil, Perú, Colombia, Chile o Argentina no lucen mejores.

Ecuador empezará el 2023 con un clima de negocios deteriorado. En el 2021 el país encabezaba la lista de países de Latinoamérica donde mejoraba el ambiente para los negocios, pero las previsiones un año después no mejoran. A eso se suma el bloqueo del Legislativo en el trámite de proyectos como la Ley de Atracción de Inversiones y la reforma para promover inyección de capital que se distorsionó y se presentó como una Ley de Transformación Digital.

Se suma el hecho de que Ecuador será uno de los seis países de Latinoamérica con menor crecimiento en 2023, un 2,7%, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según un informe del Banco Mundial “el crecimiento mundial se está desacelerando de manera abrupta, y es probable que se produzca una mayor desaceleración a medida que más países entren en recesión”, sostiene David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.

El 2023 pondrá a prueba los límites individuales y colectivos: inflación, seguridad alimentaria, crisis energética, presiones en el comercio de bienes y en la competencia geopolítica global, así como la descomposición de sistemas de seguridad y gobernanza internacional y la capacidad colectiva para responder, que provocarán el deterioro de las condiciones de vida de los hogares y mayor malestar social y protestas ciudadanas, el riesgo de una recesión global y el surgimiento de nuevas formas de autoritarismo.

La guerra de Ucrania dejó al descubierto que, cuando mayores son los riesgos, más obsoletos son los marcos de seguridad colectiva creados en la Guerra Fría. Esto impacta sobre diferentes crisis en curso que se mueven sobre el planeta, chocando unas con otras, alimentando una idea de desorden, incertidumbre geopolítica y agitación social. 2023 será, sin dudas, un año complicado.