Correa se muere por volver. Iza le ayuda

Las intenciones conspirativas de Correa son claras: “tendremos que reunir firmas para la revocatoria de mandato a Guillermo Lasso”. Lasso responde: “no hay duda, este es el golpista. Le duele la incautación de las trescientas toneladas de droga en el primer año de mi gobierno. Narcopolítica vs. Democracia: la disyuntiva en la que debate el Ecuador”.

El expresidente respondió groseramente -nada raro en él-: “el ‘golpismo’ se llama art. 148 de la Constitución, ignorante asesino”. Sus asambleístas se movieron rápido recolectando firmas para activar el artículo 130 numeral 2 de la Constitución para destituir al presidente “por grave crisis política y conmoción interna”. El gobierno accedió a todos los pedidos del decálogo de Iza. Hubo presiones y amenazas a asambleístas. Reuniones en hoteles entre correístas y seguidores de Iza y rumores de una “mujer del maletín” que ofrecía de $ 500 mil a $ 2 millones para revocar a Lasso. Casi lo logran.

El naciente “narcocorreísmo”, como se le denomina, y el comunismo indoamericano de Iza no se diferencian del nazi fascismo de las primeras décadas del siglo XX, con el “pusch” (golpe) de Hitler o la marcha de Mussolini a Roma, marcando la supremacía nazi en Europa causando, hasta 1945, la segunda guerra mundial.

Iza y Correa son iguales: siembran odios y resentimiento social como doctrina política, con caos, violencia, conspiraciones, guerrilla urbana, asaltos, bloqueos, robos, destrucción de propiedad pública, privada y del aparato productivo (agrícola, florícola, petrolero, energético) y acabar con Quito (odio creado por Correa en su presidencia, destruyendo fiestas y tradiciones). Como en octubre de 2019.

Correa se muere por volver, no aguanta la levedad de su ser en el ático belga. Hace tuits incendiarios (su actividad en la red social supera a muchos medios de comunicación juntos), financia el paro de la Conaie, se contacta con sus asambleístas y conspira.

El líder del estallido y comunismo indoamericano, Leonidas Iza, indolente, intransigente, marxista radical, lanzando a las calles a los indígenas, atenta contra la vida, la seguridad y la propiedad. No hay que dejarse engañar por su discurso de los “diez puntos y punto”. Acorrala a otro gobierno, como al de Moreno en 2019 aunque Lasso cedió en todo.

Un gobierno sin tacto de negociación. Un excorreísta como Francisco Jiménez debe dejar de ser ministro. El esfuerzo de los ministros de Defensa y del Interior se anula por la falta de liderazgos. Lasso ya fue advertido hace meses…