Máscaras de la inseguridad

César Ulloa

La comprensión de la inseguridad y las distintas formas de violencia no pasa únicamente por las dimensiones judicial, estadística y criminológica. Se requiere agregar las esferas social y cultural, económica y política. Son fenómenos complejos, estructurales y también incorporan matices coyunturales en función de las realidades de cada país. A más de identificar las causas y los efectos se necesita conocer cómo interactúan entre sí, en qué momentos, frecuencias e intensidades. No se puede perder de vista que es un fenómeno nuevo en Ecuador por su temporalidad, sin embargo, es de larga data en nuestros países vecinos, Colombia y Perú, de los cuales no hemos aprendido nada porque pensamos erróneamente que éramos “incontaminables”.

Hay que salir de la reiteración de la cifra de muertes violentas a determinar qué sucede en cada lugar, qué delitos se producen, quiénes los realizan, con qué frecuencia, qué condiciones permiten que aquello suceda, cuál es el impacto real en la economía, qué se ha hecho para combatirlos, cuántas medidas han causado resultados positivos, quiénes son y qué características tienen los delincuentes y sus entornos, cómo incide en el ánimo de la población estos fenómenos, qué respuesta ha dado el Gobierno central y el local, cómo afecta en las instituciones la delincuencia y, en general, en la democracia. Por tanto, la construcción e interpretación de una cartografía de la inseguridad y la violencia es fundamental para que la receta no sea la misma en lugares con diferentes características.

No obstante, hay un conjunto de condiciones que hacen del Ecuador un caldo de cultivo para el narco y sus efectos conexos: fragilidad institucional, corrupción en el sistema judicial, la figura de ciudadanía universal que abre las puertas a todos, la ausencia del Estado en las zonas fronterizas, la imposibilidad de aunar esfuerzos de los actores políticos para lograr un acuerdo nacional, los niveles de desempleo y pobreza, un control electoral laxo acerca de las campañas millonarias que nunca se justifican, la posición estratégica del Ecuador en el mundo.