Diagnóstico superficial

César Ulloa

Si el combate a la inseguridad, léase crimen internacional organizado y delincuencia común, no surte efecto, seguramente se explica por diversas causas. La principal gira alrededor de un diagnóstico inacabado, plagado de lugares comunes, además de que la data utilizada es inadecuada. En primer lugar, se confunden causa y efecto. Un buen porcentaje de analistas repite lo mismo: el número de muertes por cada cien mil habitantes y su ascenso en los últimos dos años. Hasta ahí llega la narrativa, en la fría descripción de una cifra que impide matizar, ampliar el contexto y sus orígenes. Cada provincia del país tiene una dinámica propia y no puede entrar en el mismo costal.

Esto significa que los delitos que se producen, su frecuencia y el impacto que tienen en la sociedad no es igual en Quito, Loja, Azogues, Guayaquil, Cuenca o Durán. Por tanto, la inseguridad, fusión de delincuencia y violencia, no puede ser combatida con la misma fórmula en realidades diferentes. Sin duda, puede ser referencial la experiencia de otros países, pero no determinante para resolver nuestros problemas, debido a que los marcos legales, las condiciones socioeconómicas, las políticas de seguridad, el presupuesto, el papel de la política y el involucramiento de la ciudadanía en cada sociedad es diferente. Debemos comprender cómo opera el delito a la ecuatoriana, en un contexto de globalización de las mafias y sus maneras de ganar terrenos locales.

Otra pista para leer adecuadamente el fenómeno de la inseguridad es entender qué, quiénes, cómo y para qué opera el crimen organizado internacional y este, a su vez, cómo instrumentaliza la delincuencia común y local con sus propias características en cada provincia. Por tanto, hay un conjunto de interconexiones e intersecciones que están invisibles al ojo del ciudadano común y del mismo Estado. Entonces, la tarea es más de inteligencia antes que de intuición y escucha de los lugares comunes.

Una pista más estaría en el análisis prolijo de la economía de la calle, en donde circula el dinero sin cortapisas y se dinamiza la compra y venta de productos y servicios. Continuará…