‘Los Disfrazados’ de Píllaro

Fotografía y textos: Alex Villacis Guevara (@alexvillacisguevara)

 

Esta fiesta que basa sus actividades y ejecución en lo comunitario se vive por seis días entre montañas.

 

Diablos, parejas de línea, capariches, osos, cazadores y chorizos llenaron el centro de Píllaro hasta el 6 de enero, en lo que actualmente se le conoce como Diablada.

Comunidades y barrios se organizaron para seguir con esta fiesta que lleva cientos de años y que hasta antes de la patrimonialización se conocía como ‘Los Disfrazados’.

Los cabecillas ajustaron los detalles desde hace varios meses para que todo salga a la perfección, repasos de las parejas de línea, mingas y hasta talleres en las comunidades para arreglar las caretas fueron algunas de las actividades que se cumplieron para llegar al 1 de enero.

Más allá de lo que se ve en estos días la fiesta guarda profundas raíces comunitarias que se tejen entre los habitantes de Píllaro, quienes cuentan que este no es un desfile, pues nace y finaliza en cada comunidad, tiene un descanso y cientos de personas que bailan por el gusto, afianzando cada año la idea de que ‘Los Disfrazados’, cabecillas y comunidades son quienes sostienen y viven la fiesta.

Un diablo ajustando su pañuelo antes de salir en la partida de La Florida.

 

Las parejas de línea antes de iniciar el recorrido hasta el centro de Píllaro.

 

Leyendas escritas en papel fueron parte de algunos personajes en este año.

 

Las jóvenes son quienes toman la posta en el baile.

 

Los diablos bailan en una esquina antes de su entrada al centro.

 

Detalles y colores de una careta de diablo, estas pueden llegar a costar más de 600 dólares.

 

Un diablo imponente entre las guarichas.

 

Las caretas se componen principalmente de papel y cachos se componen principalmente.

 

La guaricha tomando un respiro durante su baile.

 

Un diablo de apenas 3 años durante el descanso.

 

Bailadores adolescentes mientras el agua del bombo salta.

 

El chorizo en la partida de Guanguibana.

 

La bajada al centro entre amigos.

 

Los diablos posan para la fotografía.