¿Aprendimos la lección?

Rodrigo Contero Peñafiel

Es importante recordar el pasado y preguntarnos si el pueblo ha superado sus problemas económicos y sociales con la forma en la que operan las organizaciones políticas, divididas y en una contienda permanente y agresiva, que no tienen ideología de ninguna naturaleza y nunca piensan en el futuro del país. Reflexionar y rectificar el rumbo de tantas equivocaciones sería lo correcto; pero no, la falta de preparación y las ambiciones personales pueden más que entender que la seguridad y desarrollo del país son más importantes que el discurso repetitivo y cansino de los políticos de siempre, que han terminado con la credibilidad de la gente.

Muchas personas con prestigio y conocimiento han silenciado sus voces ante tanta politiquería que nunca tiene claro lo que quiere. O lo tienen muy claro, que han confundido el pensamiento del pueblo sumiéndolo en la incertidumbre y la apatía. ¿El Ecuador vive lo que realmente se merece? Los objetivos que marcan nuestra existencia nos indican el camino a seguir. Nuestra vida intelectiva está compuesta por funciones psíquicas que nos permiten conocer, analizar y pensar cómo está conformada la sociedad, para no dejarnos engañar por quienes viven por y para la política. No podemos permitir que la corrupción organizada, interesados y charlatanes decidan el futuro del país.

El destino de los pueblos no se elige con posiciones radicales ni bravuconadas de gente que en el pasado causó mucho daño al país, provocando la fuga de cerebros y personas que labran su destino en otros países para sustentar el futuro de su familia. El dejar hacer, dejar pasar, el fanatismo y las formas radicales de gobierno destruyen vidas e ilusiones. Si queremos cambiar el país, debemos recuperar el respeto y la dignidad, desterrar el miedo, el temor y los planes de gobierno con mentalidad populista. Aprendamos de los errores cometidos por una Asamblea Nacional politizada e incapaz, que tuvo que irse con el 96% de rechazo de la población. ¿De qué sirve ganar elecciones con los mismos de siempre, si nunca entendieron las necesidades de la colectividad? El cambio radical, las políticas públicas con servicios de calidad, es lo correcto.