Ambiente de paz

Con argumentos sensatos, bien pensados, respetuosos, se puede ser contundentes, firmes, convincentes, sin apartarse de los mandatos de la civilización.     

El jefe de la misión de observadores de la OEA, Santiago A. Canton, que fue a México, hace pocos días con el fin de laborar en los comicios allí efectuados, hizo declaraciones dignas de resaltarse, especialmente en la región latinoamericana y caribeña.

Ante la escalada de violencia que se sintió en el país azteca en los meses preelectorales y que dio como resultado 780 agresiones a políticos, 90 de los cuales fueron asesinados, aseveró que existe una retórica agresiva, a la vez que pidió hacer conciencia en torno a la democracia representativa que se refuerza y profundiza con la participación permanente, ética, responsable de la ciudadanía.

Estas exhortaciones son constructivas en una época en la que la virulencia, no solo verbal, se ha convertido en instrumento de protesta, sin tomar en cuenta que existen canales legales y de sana convivencia para llevar a cabo reclamos.

¡Qué diferencia, notoria, entre quienes emplean la piedra, el palo, la antorcha incendiaria, la fuerza que impulsa caos y los que utilizan pancartas y más letreros para demostrar su inconformidad, en marco de respeto y más comportamientos que merecen solidaridad y aplauso! Con argumentos sensatos, bien pensados, respetuosos, se puede ser contundentes, firmes, convincentes, sin apartarse de los mandatos de la civilización.

Se guarda triste memoria de gobernantes que, por sus altas funciones, debieron ser paradigmas de imitación, pero que se fueron por el despeñadero de la procacidad, la agresión constante, el insulto primitivo, en contra de quienes consideraban opositores o simplemente no compartían sus ideas autoritarias. Con esta clase de líderes, ¿se podrá sembrar concordia y desarrollo?

El ambiente de paz es el elemento sustancial para las naciones que van a  la vanguardia de la prosperidad.