Albiceleste es la pasión

Lorena Ballesteros

Escribo estas líneas desde el corazón. No lo hago como un análisis de la pluma de la periodista deportiva que un día fui. Las escribo poseída por la pasión. Inflamada de alegría por lo que esa selección y ese país despiertan en mí. Sí, soy una más de esas personas que integran la AFA: amantes del fútbol argentino.

En el 86 yo era una cría, apenas tenía cinco años. Pero, a esa edad ya aprendí que el fútbol era un deporte de emociones. Los gritos de gol de mi mamá se me quedaron grabados. Ella me enseñó a querer a la Argentina. Aunque, en casa, por mi papá, crecimos admirando a la verdeamarela; yo fui acumulando mi cariño por la camiseta albiceleste.

De hecho, recuerdo con absoluta claridad la primera camiseta de Argentina que compré. Fue en 2003 cuando estudiaba en la Universidad de La Plata. Fui con un grupo de compañeros a pasar el fin de semana en Buenos Aires. Mientras caminábamos por la calle Florida vi un puesto de camisetas ‘no oficiales’ y la compré sin dudar. Mi presupuesto de estudiante no alcanzaba para la oficial. No me importó; la lucí con orgullo y con esa camiseta fui a ver el clásico Boca-River en la Bombonera. Nunca había vivido el fútbol de esa manera. Tal fue mi impresión que un mes después regresé a la capital para vivir la final de la Copa Libertadores en la que se enfrentaban Boca contra Santos. Mi boleto me ubicó en un graderío sobre la 12 (la barra brava de Boca), la Bombonera literalmente temblaba y yo también. Teníamos cero grados de temperatura y una lluvia, que como la hinchada decía: “no paraba de joder”. Allí, en ese estadio sellé mi pasaporte para un viaje de penas y glorias. Un viaje sin retorno.

Si miro atrás pienso en Javier Zanetti, Hernán Crespo, ‘El Cholo’ Simeone, Gabriel Batistuta, Sergio Goycochea, Pablo Aimar, Juan Sebastián Verón, Maxi Rodríguez, Sergio Romero, Ángel Di Maria, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero y por supuesto, Lionel Messi. Ese colectivo de jugadores que se van acumulando en mi memoria con sus respectivos actos heroicos en la cancha de fútbol. Ellos que tanto me emocionaron. Ellos, a los que ahora se les suman De Paul, Emiliano Martínez, Julián Álvarez, Enzo Fernández, Nahuel Molina, Lautaro Martínez…

No puedo negar que todavía me duele el gol del alemán Mario Gotze en la final de Brasil 2014. Todavía siento el pesar de los penales de la Copa América de 2015 y la del Centenario en 2016. Tres finales, tres derrotas, tres agujeros en el corazón. Sin embargo, desde 2021 tengo la fe renovada. Este equipo está listo para hacer historia y regalar a toda su fanaticada mundial una Navidad de gloria. ¡Vamos, albiceleste!