Agenda 2030 (V)

Pablo Granja

El nuevo ‘contrato social’ que remplazaría al capitalismo, el sometimiento de los países a través del crédito y la inversión, el control absoluto de la libertad individual, las poblaciones enteras viviendo dentro de áreas restringidas, son algunas de las medidas planificadas pero hay otras.

El ‘fin de la pobreza’ como objetivo es una aspiración loable; sin embargo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS se menciona que para lograrlo es preciso establecer un ‘salario único universal’, para lo cual debe ser eliminada la clase media. De hecho, otro de los lemas de los operadores de la Agenda es ‘no tendrás nada pero serás feliz’.

Poner fin al hambre y lograr la seguridad alimentaria contempla una agricultura sostenible  utilizando alimentos transgénicos y semillas patentadas; acceder a una adecuada nutrición será posible a través de ‘tarjetas alimentarias’, que luce a receta comunista, ¿o no? El complemento para tener una vida sana será la utilización obligatoria de vacunas, descritas como la aplicación de medidas preventivas, con amenazas de sanciones y hasta prisión para los padres que se opongan a cooperar. La pregunta que los científicos rebeldes y parte del ciudadano del común se hacen es: ¿la pandemia del COVID-19 fue un ensayo de lo que nos tienen preparado?

La ‘Educación de calidad’, que postula por una educación inclusiva y equitativa, lleva consigo el germen de la perversión; ya que podría producir generaciones de trabajadores obedientes en lugar de ciudadanos pensantes. O para introducir una educación sexual prematura en las escuelas, lo que ya está ocurriendo en varios lugares, y que nos lleva casi de la mano a otro de los objetivos que es “lograr la igualdad de género para empoderar a mujeres y niñas”, minimizando la heterosexualidad, banalizando las tradiciones occidentales, soslayando instituciones como las del matrimonio, potenciando la agenda LGTBI+.

Sobre el tema ‘hay mucha tela que cortar’, dicho coloquialmente. Queda claro que este  Objetivo coloca un derecho personal, como es la inclinación sexual, por encima del principio de igualdad de las personas, otorgando condiciones privilegiadas en razón de las preferencias sexuales. La explicación parecería ser que como la Agenda 2030 libera una gran cantidad de fondos, las comunidades LGTBI+ están accediendo a importantes ayudas internacionales, que han hecho un efectivo ‘lobby’ ante los gobiernos. Tradicionalmente, los países tienen legislación que aceptan dos y hasta tres géneros de personas; sin embargo, en la actualidad se reconocen hasta 33, que a su vez se dividen entre los géneros afectivos – relacionados con la identidad sexual – y los no binarios que son los que no tienen relación con la orientación sexual. La presión incluye grandes campañas emprendidas por algunos gobiernos, siendo el mayor ejemplo el Ministerio de Igualdad español, al frente de Isabel Montero, cuyo presupuesto dedica siete veces más de recursos con respecto a los destinados durante el período 2011-2018. El Gobierno progresista español ha expedido leyes y normas que en el transcurso de su aplicación han demostrado ser un fracaso; y están empeñados en imponer el ‘lenguaje inclusivo’ cambiando la letra ‘o’ y la ‘a’ por la ‘e’, para que el idioma no sea excluyente con los nuevos géneros que siguen apareciendo.

Como van las cosas, parece que pronto será penalizado no saludar o despedirse dirigiéndose a todas, todos y todes.

(Continúa en Parte VI)

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