Existen suficientes motivos para presumir que el bloque de la oposición correista pretenderá continuar la aberrante “práctica de negociación” en la Asamblea, que obstaculiza la gobernabilidad que requiere el país. Es imprescindible que el presidente Guillermo Lasso evite convocar una Constituyente que haga posible lograr la proporcionalidad adecuada, afín a los verdaderos intereses del país, e inmediatamente ponga en vigencia la Constitución de 1998. El constitucionalista guayaquileño, Roberto López, ha expresado claramente esta propuesta.
Este sería el precedente, enmarcado en la ley, que dé inicio al cambio que apoyaremos los millones de ecuatorianos que mediante nuestro voto le confiamos el poder al nuevo presidente, puesto que necesitamos un Ecuador renovado: de trabajo, honestidad y progreso, libre de corrupción, de terrorismo, de narcotráfico, de delincuencia organizada, entre otras ‘pandemias’ que nos azotan.
Leonardo Cueva Piedra