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Hernán Cueva, grabador quiteño.
Hernán Cueva, grabador quiteño.

Hernán Cueva, mi vida en los grabados

No hizo falta romper el hielo para conversar con Hernán Cueva como recomiendan. “Soy quiteño de Quito”, dice entre risas.

“Nací en el 57 y egresé de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Central en el 75, en pintura y grabado. En los años de estudiante expusimos en algunas ciudades del país, pero cuando salí de la U la cosa se puso compleja. Después de un año empecé a trabajar. Respira, sonríe y vuelve a la carga. Mi esposa me preguntó: y ahora a qué te vas a dedicar… Le respondí: al grabado”.

Desde ahí comienza, si cabe el término, la ruta de este grabadista que ha trotado mundos. En principio, gracias al apoyo del tío, adquiere una prensa de grabado que tenía que pagar en cuotas cómodas. La cifra en ese tiempo era una locura, comenta. Junto a ello comenzó a exponer en El Ejido y a ganar un poco de dinero.

En 1983 gana una beca del gobierno de Italia. Se va, con la tristeza de una mujer que espera su regreso con dos hijos pequeños. Permanece dos años, pero recorre también Francia y Alemania, donde participa como invitado en una exposición internacional, por lo que permanece ahí cerca de un mes.

En Europa, durante su estadía de dos años, intercambia conocimientos con los artistas, pero recalca que la educación recibida en Ecuador era muy buena. Su gratitud a Galo Galecio y Osvaldo Rivadeneira, entre otros.

Regresa al país en 1985. Expone por primera vez en la Galería Exedra, donde la acogida es satisfactoria. Sin embargo, su espíritu inquieto, travieso y buscador de otras puertas le llevan luego de dos años hacia Alemania. Desde ahí su periplo por varios lugares es constante. La obra ha sido recibida y muy valorada en Europa donde ha expuesto en algunas ocasiones.

Metamorfosis
La obra de Cueva es una metamorfosis de elementos, símbolos y composiciones. No permanece estática. Transmite las vivencias del artista en temas diversos, que tocan algunos patrones culturales del Ecuador. La denuncia social, por ejemplo, es un eje de partida para sensibilizar sobre la problemática social de los niños de la calle. Muchos de los cuales trabajan en miles de cosas, sin que causen la más mínima expectativa como cuando empezaron a subir a los buses a vender caramelos o hacer malabares en las avenidas.

Dentro de lo social, hay una denuncia al mundo mediático que en muchos de los casos atiborra las pantallas de violencia, pornografía y morbo, mientras millones de niños y personas de todas las edades en el mundo permanecen hipnotizadas y sin asombro. Crítica, fundamentada en la incidencia de los medios en la sociedad.

Otra temática es el amor y la relación de pareja en el juego de cuerpos, situaciones e intercambio de afectos. También se enfoca desde diversos matices la naturaleza y en especial los volcanes, sobre todo en la época que erupcionó el Guagua Pichincha. Tampoco queda de lado la mirada que tuvo en su recorrido de bicicleta desde Caracas a Manaos. La muestra, entonces, es un reflejo de vivencias. C.U.

Últimas bienales
2001: Salón de Grabado, Municipio Quito, Ecuador
2000: Bienal de Grabado Giza, Egipto.
1996: Bienal Iberoamericana de Arte, Grabado Latinoamericano, Coyoacán. México D.F.
1996: Bienal Internacional de Pintura, Cuenca, Ecuador.
1991: X Bienal de Arte Valparaíso, Chile.

Premios, entre otros
1985: Salón Municipio de Quito.
1985: Salón de Artes de Guayaquil.
1989: Salón de Artes de Guayaquil.

Exposición
Obra: Procesos
Salas del Centro Cultural Metropolitano
Centro Histórico de Quito
Hasta el 7 de enero de 2007