Se ha recibido $255 millones adicionales por impuestos y $217 millones por financiamiento; pero se han tenido que desembolsar $450 millones en gastos y amortizaciones de deuda.
Mientras se acomoda el nuevo gobierno, y delinea su plan económico para enfrentar el final de 2023 y un complejo 2024, las finanzas públicas, como dice Fausto Ortiz, exministro de Economía, están en «piloto automático».
Antes de que llegue los obligaciones más grandes del cierre de noviembre y de todo diciembre, los primeros ingresos y gatos de la administración Noboa, durante sus primeros tres días, fueron en términos generales los siguientes:
Por el lado de los ingresos, a la cuenta del Tesoro llegaron $255 millones por impuestos y $36 millones por capital (petróleo). Esto da un total de $273 millones de ingresos adicionales.
A la par, desde el lado del financiamiento (nuevos créditos y otras fuentes), se recibieron $217 millones.
Así, en total, entre financiamiento e ingresos, se tuvo disponible $490 millones.
Sin embargo, por el lado del gasto, se registraron $33 millones de gasto corriente, $6 millones de gasto de capital y amortizaciones de deuda (vencimiento de obligaciones) por $411 millones.
En este contexto, en los primeros tres días del nuevo gobierno, de la mano de la inercia que dejó la anterior administración, se asumieron, en piloto automático, $450 millones de gastos y se recibieron $490 millones de ingresos y nueva deuda.
Esto no toma en cuenta la abultada lista de atrasos (pagos pendientes) que fluctúan entre $1.700 millones y $2.000 millones; y que afecta a instituciones como el IESS y gobiernos locales y proveedores del Estado. Además de otros problemas estructurales de la caja pública.
El nuevo gobierno, y su ministro de Economía, Juan Carlos Vega Malo (todavía no se lo ha nombrado de manera oficial), ofrecieron que esta semana darían a conocer cuál es el plan para enfrentar la escasez de recursos en la caja fiscal y cumplir con los millonarios pagos de sueldos públicos a finales de noviembre y diciembre de 2023, entre otros temas.
La poca claridad sobre el plan económico mantiene alto el riesgo país y genera incertidumbre; pero Vega Malo ha asegurado que está trabajando para » no quedar incumplidos con nadie».
Hasta finales de 2023, se espera que el presupuesto estatal cierre con un déficit fiscal (más gastos que ingresos) de al menos $5.000 millones. Ese déficit se cubre con deuda, que el actual gobierno busca en organismos multilaterales y sector privado, o con atrasos (dejar cuentas pendiente de pago para 2024). (JS)