Una celebración con nostalgia

Autor: Walter Enríquez Vásquez | RS 58

“La existencia más placentera consiste en no reflexionar nada”.

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Erasmo de Rotterdam, en su obra, Elogio a la Locura:

La reflexión constituye un termómetro cuyo mercurio sopesa posiciones del pasado que, debiendo llamarse experiencias pueden enmarcarse, en frustraciones y proyectar temores o miedos constantes y en ocasiones insolubles. reflexión de las consecuencias futuras, identifican la razón de ser de este nuevo tiempo; es decir, lo incierto. La no reflexión no siempre proyecta lo irreflexivo, sino que, guarda una distancia de equilibrio entre el hacer y no hacer.

La felicidad en los actos que no ameritan reflexión, radica en lo espontáneo, en lo natural, en lo propio, en lo legítimo del hacer, en lo prudente humano, en la sensación de sí alcanzar, en saber que se puede; ese poder armoniza la confianza y el desafío, y como es presente, es rápido y en ocasiones instantáneo; así es la felicidad.

Lo noble de la felicidad, radica en que no sea un estatus, ni un tiempo efímero, sino que sea una convicción del alma, del espíritu y del hacer diario. La felicidad en el orden público, recoge lo expuesto por Hannah Arendt: “Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político”. La felicidad entonces es el andarivel del Servicio a la sociedad; es decir, a los demás, por tanto los dos elementos: público y privado se entrelazan en las acciones humanas del Servicio, partiendo del respeto a sí mismo y a los demás.

El elemento libertad es parte sustantiva del engranaje de la felicidad, porque involucra voluntad y conciencia y al hablar de lo político, deberá descartar todo tipo de imposición y totalitarismo del color que fuere; es decir: de derecha, de centro o de izquierda.Es oportuno recordar a Platon: “El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir” .

La felicidad se centra entonces en la utilidad consiente; no robótica del ser humano en favor de los demás, sin caer en sectarismos políticos, ni religiosos, ni sociológicos, de ninguna naturaleza, fluyendo la libertad como el oxígeno vital que es propio del ser humano. La libertad entonces no tiene ni pico ni placa, no tiene el ayer negativo, tiene el presente diáfano y el futuro en los sueños positivos, aún cuando pudieran ser utópicos. Y por esto, recordamos con nostalgia que la Asamblea General de las Naciones Unidas “decretó en la resolución 66/281 de 2012 que el 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos

Las firmas para la revocatoria del mandato de los Asambleístas, el juicio político al Presidente, quizá llegue a pronunciamiento de la Corte Constitucional y/o la muerte cruzada emanada del Ejecutivo hacia la Asamblea; como los haceres Maduros de la cabeza visible de UNES; unida con cinturón umbilical a Iza y los negocios de la narco política se superarán; conculcando: vacunas, sicariatos, reclutamiento infantil, violencia doméstica, femicidios, inseguridad, emigración y otras cicatrices o lacras; para que, la felicidad tome carta de naturalización alejándose del eufemismo y la utopía.

Con seguridad, el Ecuador volverá a ser uno de los países más felices pronto; por la calidad humana de sus hijos de siempre, renovando democrática y cíclicamente a todas las Funciones del Estado.