Sobornos desde 2007

Lavarse las manos después de las pruebas que ha expuesto la Fiscalía sobre los sobornos para la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair es muy difícil. La familia de Lenín Moreno tendrá que defender su honra y sus bienes acumulados; además, explicar la crisis de gobernabilidad por la que transita el país. Un momento oportuno para razonar no solo sobre los cheques chinos girados a Panamá sino por su participación histórica en la gestión de la ‘robolución ciudadana’ y ese modelo dictatorial basado en el odio que podría regresar por las secuelas trazadas en el ejercicio de la mala política y la demagogia.

La asistencia penal de Panamá muestra datos reveladores. Un 4% del costo de una obra, USD 76 millones en coimas; 37 involucrados por el supuesto delito de cohecho (sobornos) en el caso denominado Sinohydro, pero es más complejo el sentimiento ciudadano de indignación y frustración por no recuperar lo robado ni desmantelar esa corrupción enquistada.

Un movimiento político con dos ex vicepresidentes procesados por diversos grados de responsabilidad, que participarían del sobreprecio de obras e instaurarían el soborno como mecanismo de administración. Antes Odebrecht y Arroz Verde, hoy las dádivas entregadas a un mensajero de la firma Recorsa. Sin embargo, hay que recorrer el camino completo de la corrupción desde 2007 hasta los últimos días para desarmar toda la estructura de un saqueo de fondos blindado por una Carta Política delictiva; el juego de mafias del crimen organizado, el factor narco y el desvío de recursos no devueltos. ¿Esas rutas del dinero mal habido cuándo, cómo y dónde inician y acaban?

El esquema de contratación parece demasiado débil porque falta vigilancia y control antes de recibir obras y falta la depuración correspondiente para eliminar los sobornos que casi resultan institucionalizados. Los encargados del gobierno actual manejan los mismos hilos del poder y esa funcionalidad que no ha sido modificada durante tres gobiernos. Lo del cuñado Danilo Carrera y sus amigos en acción por el control de las empresas públicas fue una demostración de desgobierno y además un dolor ciudadano repetido. No se puede disimular el delito y pactar con delincuentes hasta llegar al sadismo de la mafia albanesa. Por eso, tribunales y cortes tienen que actuar y dar luz a un país que pierde la memoria en las urnas.

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@kleber_mantilla