El verdadero valor de la educación

El rol del educador es fundamental en el desarrollo de la persona.
VOCACIÓN. El rol del educador es fundamental en el desarrollo de la persona. (Foto internet)

Por: Rosa H. Chávez B.

El verdadero valor de la educación está en crear seres humanos integrados, inteligentes, que al mismo tiempo que se estimula el aprendizaje de una técnica, se lleve también al estudiante  a sentir el proceso integral de su vida.

Educar es capacitar al individuo para ser juicioso, que sepa  discernir, no obedecer.

Es ayudarle desde la infancia a no imitar a nadie, sino a ser ellos mismo, que aprendan cómo pensar y no qué pensar, que no prime la memorización sino el razonamiento. Que el aprendizaje lo libere, lo asombre, lo emocione.

La educación debe ayudar  a descubrir la vida y no a darla por sentada, a evitar que la disciplina sea más importante que las personas que se ajustan a ella; debe honrar la mente alerta, observadora, intensamente perceptiva del niño, y liberarles de la acción egocéntrica.

Debe también entender que los estudiantes son seres impresionables, volubles, miedosos, sensibles, afectuosos y que para convivir con ellos tenemos que estar dotados de comprensión paciencia y amor.

Resignificar la docencia

El profesor de hoy es un aprendiz que vive en un tiempo y en un espacio sociocultural de permanente y cambiante configuración. Los nuevos escenarios educativos, exigen respuestas a una interrogante básica. ¿Dónde está el motor para cambiar la educación?

Los únicos que estamos en condiciones de transformarla la educación somos los docentes. Comenzando por transformarnos nosotros mismos. Una educación sustantivamente democrática, liberadora, no se obtiene ni por decreto ni por regalo, sino que se la conquista.

La transformación personal es incondicional y responde a una toma de conciencia política de la realidad social.

 

Enseñar a aprender

Educar es dejar de prepararlos para que se amolden a este orden social, y llevarlos a reconocer que la diferencia entre el conocimiento útil y el destructivo es el principio de la inteligencia.

Lo importante es enseñar a aprender. Es el reconocimiento de lo humano por lo humano, no es la simple confrontación de un hecho, sino la confrontación con un ideal.

Es hacer que la educación no se mida por cifras, sino que lo aprehendido tenga valor, significado cognitivo, afectivo, social o cultural para el aprendiz, que se incorpore estrechamente con su ser, que sienta placer, que viva, que disfrute con lo que hace. Que el aprendizaje lo libere y lo asombre.

 

TOME NOTA
Lo que no pasa por el corazón, la mente no procesa.

 

La educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver la significación de la vida como un todo, y para ello hay que adquirir la capacidad de pensar con rectitud y fidelidad;  tener un concepto claro y ético de la equidad y la solidaridad.

Es cuando, los educadores y estudiantes, viven la alegría de enseñar, el placer de aprender.