Mujeres piden romper los tabúes sobre la salud menstrual

Realidad. El estigma y los tabúes, que se suman a la pobreza menstrual afecta a las niñas y adolescentes en varios aspectos de su vida.

El tan si quiera pensar que, en la actualidad, en pleno siglo XXI, las mujeres no tengan acceso a toallas sanitarias desechables se hace impensable para muchas personas.

Sin embargo, la pobreza menstrual, es una realidad de la que se habla muy poco en América Latina

El estigma y los tabúes, que se suman a la pobreza menstrual afecta a las mujeres, de todas las edades, en varios aspectos de su vida como salud, educación y bienestar emocional.

Es por ello que el 28 de mayo, Día Mundial de la Salud Menstrual, es una oportunidad no solo de hablar sobre la menstruación sino también sobre los problemas generados por la falta de educación sobre el tema y la importancia que tiene en la vida de quienes atraviesan su ciclo menstrual.

 

TOME NOTA
De acuerdo con especialistas una toalla femenina debe cambiarse 
por lo menos cada cuatro horas, para evitar infecciones.

 

Detalles

La pobreza menstrual puede ser entendida como la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre salud menstrual, e infraestructura para gestión de los desechos.

Janaina Hirata, especialista de Educación, Bienestar y Género de Plan International para América Latina y El Caribe, explica que la pobreza menstrual es una derivación de la pobreza económica y de la falta de perspectiva sobre la importancia de los insumos para la gestión de la menstruación como productos de primera necesidad.

“Las desigualdades sociales que existen en la región provocan que muchas niñas y adolescentes, que no cuentan con los recursos necesarios, gestionen su menstruación con métodos no adecuados o no puedan gestionarla, lo cual puede derivar en un impacto negativo en su confianza, desarrollo y participación en la toma de decisiones”, señala Hirata.

Esto se corrobora en el estudio de la marca Always, realizado en Brasil, el cual reveló que la falta de recursos para la gestión menstrual perjudicó la confianza del 51% de las encuestadas. Además, provocó que 37% de ellas se sienta avergonzada.

 

EL DATO
Cada mes las mujeres eliminan entre 50 y 80 mililitros de sangre 
a lo largo de su periodo, independientemente de su duración.

 

Testimonios

Cinthya de 17 años cuenta que cada paquete, de 10 compresas sanitarias, no cuesta menos de 1.80 dólares y muy pocas veces tiene para comprarlas, por eso de unas camisetas de algodón hizo unas compresas para poderse poner durante su periodo.

“Ya estoy acostumbrada, pero es difícil porque si se camina mucho se mueve, o sudamos y puede tomar algún tipo de mal olor y eso nos pone un peso encima cuando estamos con el periodo”, señaló la adolescente que es la mayor, y única mujer, de cuatro hermanos.

Algo similar le pasa a Silvia de 16 años, quien cuenta que cuando iba a clases presenciales hacía deberes de sus amigos para ahorrase para comprar toallas sanitarias, pero ahora las cosas han cambiado.

“Al principio me daba un poco de recelo usar compresas de tela, pero ya una se acostumbra, lo peor es que dentro de la casa mi mami o mis tías me pudieron ayudar a hacer unas mejores toallas, pues ellas creen que ese es un tema del que no se debe hablar”, dice la joven.

Sin embargo, asegura que ella si le explicó a su hermana de 13 años cómo debe hacer tollas de tela para que cuando empiece a menstruar sepa qué hacer exactamente.

Mientras tanto la obstetriz Sonia Alulema, mencionó que desde el Ministerio de Salud Pública se debe reenfocar los esfuerzos en la salud menstrual, para que esta no solo se vea como el manejo de la higiene menstrual.

Explica que la gestión de la salud menstrual incluye factores sistémicos y socioculturales que son esenciales para el desarrollo. Estos van desde la nutrición y el medio ambiente, hasta el género, la equidad y los derechos. (NVP)

 

EL DATO
La ONU estima que 1 de cada 10 niñas faltan a la escuela durante la menstruación.

 

El problema se agrava

Uno de los casos más críticos es el de las niñas y adolescentes migrantes. En América Latina, esta realidad la enfrentan las migrantes de Centroamérica y de Venezuela.

Por citar un ejemplo, más de 2 millones de niñas refugiadas y migrantes provenientes de Venezuela en la región están permanentemente expuestas a situaciones extremas y carecen de condiciones dignas para gestionar adecuadamente su ciclo menstrual.