Suicidio, un problema que va más allá de la depresión

La salud mental debe ser tomada como prioridad por las personas para prevenir los suicidios.
Angustia. La salud mental debe ser tomada como prioridad por las personas para prevenir los suicidios.

Han pasado tres años desde que el hijo de Susana tomó la fatal decisión de quitarse la vida. Ella y su familia (esposo y otros tres hijos) no superan esa pérdida.

“Hasta ahora todos seguimos creyendo que pudimos hacer más, que a lo mejor si pasábamos más tiempo con él podríamos habernos dado cuenta de los síntomas que presentaba, pero ya las cosas están dadas y el trabajo sigue siendo duro en la familia para prevenir que un episodio de estos se vuelva a repetir en el hogar”, cuenta la mujer.

El vacío y el dolor es el mismo para la familia de Julián, quien todavía llora la muerte de su abuelito, quien hace varios años decidió quitarse la vida.

“Como familia no solo hemos enfrentado el dolor de la muerte de mi abuelito, si no el que la gente señale a mi abuelita y a mis tíos, que viven con ella, por esa muerte, porque creen que como familia no se hizo más para evitar su muerte”, cuenta el joven que ahora estudia psicología.

 

Nunca asuma que su hijo está exagerando o jugando si dice o escribe:

  • «Quiero morir».
  • «Ya no me importa».
  • «Nada importa».
  • «Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral».
  • «A veces desearía poder irme a dormir y nunca despertarme».
  • «Todos estarían mejor sin mí».
  • «No tendrás que preocuparte por mí por mucho más tiempo».

 

Cifras

Estas son historias que forman parte de las cifras que evidencian que el suicidio en Tungurahua es un problema de gran connotación social.

En lo que va de este año ya son 46 muertes que se han registrado por esta causa. En septiembre de 2021 fueron 54 suicidios, mientras que en 2022 fueron 48 muertes y en 2019 se contabilizaron 43.

Así, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) menciona que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas.

Mientras que las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la Región, seguidas por las de 70 años o más.



TOME NOTA
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) 
cada año, más de 703 mil personas se quitan la vida 
tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde
a una muerte cada 40 segundos.

 

 

Análisis

Oscar Pérez, psicólogo y terapeuta familiar, señaló que un factor importante que hay que tomar frente a este tema, es que el suicidio es multifactorial, por ende hay que dejar de tratarlo únicamente como que es el resultado de la depresión.

Esto quiere decir que son diversas las causas que determinan la decisión suicida, una persona puede tener trastorno mentales graves descompensados lo que puede terminar en un suicidio.

Lo mismo ocurre con los trastornos de personalidad, el consumo de sustancias, Pérez sostiene que incluso cuestiones circunstanciales del ciclo de vida de las personas pueden orillarla a atentar contra su vida.

“Lo que se debe procurar como sociedad es generar ambientes sanos emocionalmente para acompañar de manera adecuada a las personas que han dado muestras de querer cometer un suicidio”, puntualizó el psicólogo.

Agregó que son pocos los casos en los que una persona toma una decisión autolítica de manera repentina, pues la persona con comportamiento suicida siempre va a dar muestras de lo que piensa hacer.

“Ya sea por una carta, comportamiento, emotividad o nostalgia, siempre va a existir un llamado de lo que puede ocurrir, por eso hay que estar atentos a estos anuncios para tomar acciones oportunas”, sostuvo el terapeuta.

 

 

EL DATO
El suicidio es la tercera causa de muerte entre 
los jóvenes de 20 a 24 años en las Américas. Las personas
de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta 
de la Región, seguidas por las de 70 años o más.

 

 

Para ello dijo que es necesario que dentro de la familia o los espacios en donde se desenvuelven las personas, trabajos, estudios o con amigos, estén atentos a prestarle atención a cada uno de sus miembros y se haga el acompañamiento necesario para sostener a una persona que esté determinado a atentar contra su vida.

Para ello Pérez menciona que las redes de apoyo son esenciales, pues así se trabaja de manera multidisciplinaria en un factor tan importante como es la salud mental.

“Las redes de apoyo están en la familia, compañeros de trabajo o de estudio, así como con los amigos, pues es ahí donde nos damos cuenta de que alguien está teniendo un comportamiento diferente y es en ese momento en el que debemos actuar”, resaltó el psicólogo.

Algo muy importante es ver si la persona está polarizando su comportamiento y actúa completamente diferente a como lo hace con normalidad, no solamente hacia el lado de la alegría y euforia hacia la tristeza y aislamiento, sino también alguien que no suele ser cariñoso empieza a serlo de forma desmedida, o si era pasible y tranquilo comienza a dar muestras de irritabilidad o euforia desmedida son señales a las que se debe poner mucha atención.

Para finalizar Pérez, resaltó que así como las personas buscan tener hábitos para una vida física saludable, lo mismo se debe hacer con la mental y emocional, para ello es indispensable romper el tabú de que acudir al psicólogo es solo para desequilibrados mentales, pues ese es uno de los grandes factores que impiden que la colectividad tenga una mejor salud mental.

 

 

Señales de alerta

No siempre puedes saber cuándo un ser querido o un amigo está pensando en suicidarse. Sin embargo, estos son algunos signos frecuentes:

  • Hablar acerca del suicidio; por ejemplo, hacer afirmaciones como «voy a matarme», «quisiera estar muerto» o «desearía no haber nacido».
  • Obtener los medios para atentar contra tu propia vida, cómo comprar un arma o almacenar píldoras.
  • Retraimiento de la vida social y deseo de estar solo.
  • Tener cambios de humor, como pasar de estar eufórico un día a estar profundamente desalentado al día siguiente.
  • Preocuparse por la muerte, por el hecho de morir o por la violencia.
  • Sentir desesperanza o impotencia ante una situación.
  • Aumentar el consumo de alcohol o de drogas.
  • Sufrir cambios en la rutina normal, por ejemplo, cambios en la alimentación y en los horarios de sueño.
  • Hacer cosas riesgosas o autodestructivas, como consumir drogas o conducir con imprudencia.
  • Regalar sus pertenencias o dejar sus asuntos en orden cuando no existen motivos lógicos para hacerlo.
  • Despedirse de las personas como si la despedida fuera definitiva.
  • Desarrollar cambios de personalidad o estar sumamente ansioso o agitado, en particular al experimentar algunos de los signos de advertencia antes indicados.