Quisapincha, tradición y emprendimiento

La construcción que más destaca es su iglesia central.
Atractivo. La construcción que más destaca es su iglesia central.

Trabajo incansable e historia son parte de las características de esta parroquia que aparece en las crónicas de la conquista.

Piedad Peñaherrera de Costales y Alfredo Costales Samaniego autores del libro ‘Tungurahua’  dicen que el nombre provendría de las palabras quisa que significa alfarero y pincha que quiere decir acequia albaña, esto coincidiría con algunos datos históricos que precisan que en el territorio sus habitantes se dedicaban a la alfarería.

Diego Punina era uno de los personajes sobresalientes de este sector por su gran riqueza, él y su esposa Florentina Coca tuvieron a su hijo Pedro que aprendió a leer y escribir, situación rara para la época donde a los indígenas no se los consideraba sujetos de ningún derecho.

Quisapincha es muy conocida por las artesanías y prendas de vestir elaboradas en cuero.

Juan era el descendiente de estos caciques, él incluso contrajo matrimonio con la española Juana Fernández de Godoy, dice que para organizar la boda vendió una de sus casas en el centro de la ciudad, además, le obsequió a la mujer grandes extensiones de terreno cerca de Ambato.

 

Datos históricos

Otro de los puntos importantes es saber que los indígenas de Quisapincha tenían control en los primeros momentos de la colonia sobre las faldas de Tungurahua, donde se tenían siembras de coca y serían los incas quienes trajeron este cultivo y lo implantaron en el sector de Juive.

“Quisapincha es algo enigmático y fuerte, es un epicentro dinástico de cacicazgos que manejaban no solo mucho poder político sino económico, porque las tumbas que se han descubierto en las zonas de Illagua están llenas de spondylus”, aseguró Pedro Reino, cronista oficial de Tungurahua.

El pueblo Quisapincha tenía territorio en el centro de Ambato, según lo registra el libro rojo de Ambato, pero el eje dinástico se encontraba en la parte alta.

Desde 1563 Quisapincha es una parroquia eclesiástica y el 29 de mayo de 1861 se la elevó a parroquia civil, según el historiador Gerardo Nicola López.

 

Emprendimiento de generaciones

El arte del cuero es por lo que se la conoce a esta parroquia a nivel nacional, aquí se hacen todo tipo de prendas y accesorios con este material.

Ximena Hernández tiene 52 años y es artesana del cuero, ella ha vivido desde su nacimiento en Quisapincha, sus padres son oriundos de aquí y cuenta que tiene un amor infinito por esta tierra.

“La tranquilidad que este pueblo brinda, además del trabajo como artesanos, son grandes ventajas que me han dado el nacer aquí, en esto participamos toda la familia”, contó.

Ximena recuerda los tiempos de su niñez y los juegos en el barrio con los vecinos, pues habían pocos carros y seguridad.

Ella elabora carteras y billeteras, les pone su toque especial con varios tejidos de tinte andino. “Estamos aquí más de 20 años, somos parte de la feria artesanal del cuero y afines Quisapincha en centro de la parroquia, atendemos sábados, domingos y feriados desde las ocho de la mañana”, mencionó.

 

La sazón de su gente

Si de comida hablamos los tamales y fritada de doña Lida Silva son tradiconales en Quisapincha, esta receta viene desde 1969 y fueron sus padres Marina Ruiz y Jaime Silva los que iniciaron el negocio.

Uno de los platos especiales de aquí son los tamales que son hechos en paila de cobre, esta tiene agua en su interior y una cama de paja del páramo, todo esto es preparado en leña.

“Mi mami vivía en la Costa con sus papás, ahí aprendió a hacerlos, comenzó a ofrecerlos y de a poco creció la demanda”, comentó.

Harina blanca, harina de maíz, panela, leche, queso, chicharrón  y otros secretos son parte de la composición de estos tamales que resultan ser los más apetecidos por los turistas.

Los domingos el menú se amplía y ofrece caldo de pata, morcilla, secos, menudo, locro de cuy, empanadas de queso y más delicias. “La leña le da otro tipo de sabor, ese humito le brinda un toque distinto, por eso muchas personas regresan”, aseguró.

Doña Lida atiende de martes a domingo desde las 10:30 hasta las 19:00, aquí los platos van desde un dólar. El local está ubicado en plena esquina diagonal a la parada de buses.