Mitos sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad

TDAH (1)
Atención. Una persona con TDAH a menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas.

EFE Salud . El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez. Habitualmente su diagnóstico se realiza en la niñez y a menudo dura hasta la adultez.

La profesora de Estudios de Psicología y Ciencia de la Educación de la UOC, Paula Morales, afirma que si bien las causas de la aparición del TDAH son tanto ambientales como genéticas y epigenéticas, es la segunda la que tiene un peso muy elevado: en torno al 80%.

En cuanto a los factores ambientales apunta a los que tienen lugar durante el embarazo, el parto o etapas precoces de la vida, como exposición a tóxicos ambientales, consumo de alcohol o tabaco, déficit nutricionales, alteraciones metabólicas, bajo peso al nacer, prematuridad, sufrimiento fetal o neonatal por falta de oxígeno, entre otros.

TOME NOTA 
Hay nueve síntomas en cada uno de los dos dominios y 
clásicamente debe cumplir seis de los nueve criterios y ahora, recientemente, 
en adultos con cinco es suficiente.

Sí existe

Sobre los mitos que hay en torno al TDAH, la experta destaca algunos. Entre ellos, que este trastorno no existe.

En este sentido, subraya que tener dificultades de atención o “ser movido o movida” no tiene por qué significar que el TDAH esté detrás.

Y sostiene que en muchas ocasiones estas características pueden aparecer a lo largo de la infancia, como parte del desarrollo normal. Además, las dificultades de atención o la inquietud pueden estar relacionadas con otros problemas de tipo cognitivo o emocional, entre otros.

En este punto, señala la experta que el TDAH, en cambio, es un trastorno neurobiológico crónico que debuta en la infancia y presenta distintos niveles de severidad. Asimismo, afecta al desarrollo de la persona en los diferentes entornos en los que se desenvuelve.

Estas manifestaciones, según la experta de la UOC, “no se explican por otras condiciones o trastornos”. Y si bien hay una gran heterogeneidad dentro del TDAH, “se ha constatado una base neurológica común en las personas que lo padecen con la presencia de diferencias estructurales y de maduración” en el cerebro.

De esta forma destaca que “hace ya muchos años” que no se debería discutir si este trastorno existe o no, sino sobre cómo avanzar en el diagnóstico y la intervención para dejar a un lado “prejuicios y etiquetas que dañan a la persona y a su entorno: ‘es muy vago’, ‘no lo hace porque no quiere’, y un largo etcétera”.

CIFRA 
80%
DE LOS
Casos de TDAH aparecen por razones epigenéticas.
También afecta en la edad adulta

Por eso también es un mito sobre el TDAH pensar que no afecta a los adultos.

La profesora de la UOC incide en que este trastorno es una condición crónica del neurodesarrollo y que si bien la hiperactividad tiende a disminuir con el paso de los años, “la desatención y la impulsividad persisten en adolescentes y adultos”.

Y es que los síntomas pueden ir reduciéndose con el tiempo pero en la edad adulta se mantiene en el 50% de los casos, según la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah).

La UOC hace referencia a los datos del Estudio Prevalence and Epidemiological Characteristics of ADHD in Pre-School and School Age Children (Prevalencia y características epidemiológicas del TDAH en niños en edad preescolar y escolar) elaborado en la provincia de Tarragona (España), en el que Morales ha participado.

El trabajo indica que en cada aula de primaria hay al menos dos alumnos y uno en educación infantil con necesidades específicas derivadas de esta condición.

“Y este alumnado va a seguir necesitando apoyos en etapas educativas posteriores, tanto obligatorias como postobligatorias”, indica.

Mitos sobre el tratamiento del TDAH

El psiquiatra de la SEPSM, quien también es profesor de psiquiatría infantojuvenil en el Kings College, de Londres, señala que el tratamiento es multimodal.

Al inicio se dan recomendaciones psicoeducativas como sentar a los niños en las primeras filas de clase, no muy cerca de la ventana o la puerta, por ejemplo, para minimizar las distracciones.

También se les da instrucciones más sencillas para facilitar la organización y las tareas.

Para la experta de la UOC uno de los componentes más importantes de la intervención es la psicoeducación, que consiste en dar a conocer la condición tanto a la persona afectada como a su entorno con el fin de favorecer la comprensión y el apoyo.

Pero hay casos en los que la intervención no es suficiente y es necesario el tratamiento farmacológico.

El psiquiatra reconoce que cuando se indica medicación a los niños, en algunos casos la familia siente miedo.

“Hay que explicarles muy bien que se va monitorizar la medicación, y que si hay un efecto adverso efectivamente se puede cambiar por otra”, señala.

En caso, el de la concentración y atención, el listado de los síntomas es el siguiente, según el psiquiatra:

  • A menudo no presta atención suficiente a los detalles.
  • Incurre en errores por descuido en las tareas.
  • Tiene dificultades para mantener la atención.
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas.
  • A menudo tiene dificultades para organizar tareas de actividades.
  • A menudo evita, le disgusta o es reticente a dedicarse a tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
  • A menudo pierde objetos.
  • A menudo muestra descuido de las actividades diarias.

En cuanto a la hiperactividad e impulsividad se encuentran las siguientes señales:

  • A menudo mueve en exceso manos o pies.
  • A menudo abandona su asiento en clase, o en situaciones en las que tiene que estar sentado.
  • A menudo corre o salta, especialmente en situaciones que no son las apropiadas
  • A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
  • A menudo siempre está en marcha, como si tuviera un motor.
  • A menudo hablan en exceso.
  • A menudo precipita respuestas.
  • A menudo tiene dificultades para guardar el turno.
  • A menudo interrumpe y no escucha.