Matemáticas, más allá de los números

Su aprendizaje lógico a temprana edad tiene un sinnúmero de beneficios para las personas.

Las matemáticas no son solo números y operaciones, sino son fundamentales para el desarrollo intelectual de los niños.

Estas ayudan a que sean lógicos, a razonar ordenadamente y a tener una mente preparada para pensamientos críticos y abstractos.

Las matemáticas configuran actitudes y valores en las personas, a través de ellas se garantiza seguridad en sus fundamentos, lo que crea en los niños una habilidad consecuente y favorable para la ejecución de acciones que conducen a la solución de los problemas a los que se enfrentan diariamente.

Ábaco japonés

Este criterio es sostenido por Carlos Zurita, director de Aloha Mental Arithmetic Ambato, quien hace énfasis en que las matemáticas se requieren para comprender la realidad de manera lógica.

Explica que el uso del ábaco es tan antiguo como la humanidad misma. Desde tiempos muy remotos este ha servido como herramienta para efectuar cálculos sencillos y facilitar los más complicados y añade que el uso de esta herramienta estimula los dos hemisferios cerebrales.

Su uso le permite a los niños adquirir habilidades cognitivas y blandas. Por ejemplo mejora su concentración, memoria espacial, retentiva, capacidad para resolver problemas, todo esto básicamente a través del ábaco japonés.

“El uso del ábaco ayuda a que los niños vean más concreta la enseñanza de las matemáticas y no como el modelo establecido, sino de manera práctica y divertida”, menciona.

 

En este proceso de aprendizaje, probado por varias décadas en países asiáticos, los pequeños aprenden su uso, en primera instancia de manera manual, es decir tocándolo, pero luego se hace visualizando la operación que desea realizar, lo que les permite no solo utilizar el hemisferio izquierdo, ya que al imaginarse la operación desarrollan el derecho y al resolverla regresan al izquierdo dándole un mejor desenvolvimiento de todas las destrezas cerebrales.

Zurita explica que existen tres estilos de aprendizaje, el visual, auditivo y el quinestésico. Comenta que el sistema tradicional de aprendizaje está desarrollado para los dos primeros, pero no para los niños quinestésicos que requieren de aprender tocando, hablando, moviéndose, sintiendo e inclusive percibiendo olores, por lo que el aprendizaje a través del ábaco japonés se adapta de manera adecuada a estos estilos, permitiendo un desarrollo integral por parte de los pequeños.

Pero su uso va mucho más allá de las matemáticas: hay unas dosis altísimas de observación, de memoria visual, de orientación espacial, de imaginación o la creatividad. «Incluso es útil para niños con falta de concentración o atención, incapaces de vestirse solos o quitar la mesa», precisa Zurita.

 

EL DATO
Para conocer más sobre Aloha puede acudir a sus instalaciones en la 
avenida Los Guaytambos 27-180 y pasaje Arcos, cerca de la Quinta 
de Juan Montalvo, o puede comunicarse al 09 87 89 10 53.

 

Formación en valores

A su vez, las matemáticas contribuyen a la formación de valores en los niños, determinando sus actitudes y su conducta. Sirven como patrones para guiar su vida, un estilo de enfrentarse a la realidad lógica y coherente, la búsqueda de la exactitud en los resultados, una comprensión y expresión clara a través de la utilización de símbolos, capacidad de abstracción, razonamiento y generalización, y la percepción de la creatividad como un valor.

Zurita menciona que es importante enseñar este tipo de operaciones siempre poniendo en contexto de la realidad y no propender a un aprendizaje de memoria y sin razonamiento de las cosas, pues eso es lo que provoca el rechazo hacia las matemáticas.

Las clases con ábaco están recomendadas en niños de entre 5 y 13 años, cuando el cerebro está en desarrollo.

 

Primera responsabilidad

“Los padres han deslindado su papel dentro del aprendizaje de sus hijos y creen que esto es solamente responsabilidad de las instituciones educativas, olvidando que la primera fuente de aprendizaje está en casa con los padres», comentó Zurita.

El experto dijo que durante las actividades cotidianas los niños pueden aprender matemáticas y a través de ellas razonamiento lógico.

Además, los padres mediante este tipo de enseñanzas pueden desarrollar en los menores valores como prudencia, iniciativa, seguridad, confianza en sí mismos, que les permitirán adquirir mejores destrezas para afrontar la vida cuando ya sean adultos.