La dulzura de la espumilla cobra ‘vida’ en Patate

Delicia. En el cantón se venden espumillas de sabores todo el año.

Quién no ha escuchado el singular grito de “espumilla” y su mente se ha trasladado a los recuerdos de infancia, en el parque de compras con los abuelitos, la salida de la escuela o el colegio, la sola palabra hace que, quienes gustan de este postre, vuelvan a sentir su sabor.

Ese dulce aroma a merengue con mora y guayaba envuelve al parque central de Patate, en donde, desde poco antes de la pandemia iniciaron con la venta de las tradicionales espumillas. 

Delicia 

Mercy Barrionuevo, es la tercera generación que se dedica al quehacer comercial y turístico en el cantón a través de su local Tradición Patateña, en el que desde hace más de 40 años impulsan la gastronomía de la localidad.

Arepas y chicha, aparte de otras golosinas, eran las que se vendían en el local, sin embargo, la necesidad de mejorar llevó a Mercy a enviar, desde el extranjero, una máquina industrial para hacer espumilla.

“Al inicio solo teníamos la espumilla tradicional, pero poco a poco fuimos viendo la aceptación de la gente y ahora tenemos más de una docena de sabores”, comenta la emprendedora. 

La tradicional mora es una de las pulpas de fruta que se utilizan para este bocadillo dulce. Pero son los sabores de mandarina, guanábana, mango, maracuyá, frutos rojos, uvas, chicle, chocolate, oreo y hasta zapallo los que más llaman la atención de los clientes. 

 

Entre 0.75 centavos y 1.50 dólares es lo que cuesta un vasito de espumilla de sabores. 

 

“Al inicio pensamos que sería arriesgado, pero ahora la gente visita el cantón solo por probar una de estas espumillas”, comenta Mercy quien señala que todos sus productos son hechos 100% con fruta fresca, pues “es desde ahí que garantizamos la calidad de lo que servimos”. 

En el cantón hay varios locales en donde se venden espumillas de sabores, pues en la localidad están convencidos que “Dios da para todos y mientras haya respeto y cordialidad los clientes van a verse satisfechos y van a volver siempre”, aseguró la mujer.

Aun cuando en Patate se vende este postre los 365 días del año, son los domingos cuando los turistas, tungurahuenses o que van de paso desde el Oriente a Ambato o a otra ciudad de Cotopaxi o Pichincha y viceversa, llegan por cientos a disfrutar del clima patateño en compañía de una dulce espumilla. 

“El domingo la tranquilidad del cantón se pierde por las decenas de visitantes que vienen a comerse una arepita tomar chicha y ahora a disfrutar de una espumilla, eso reactiva la economía del cantón, porque ya van comprando alguna cosa o almorzando y comiendo aquí y eso siempre va a ser bueno”, finalizó Mercy. 

Comunidad 

Santiago Rosero, quiteño de padres ambateños, junto a sus compañeros de trabajo llegó a Patate para comer espumilla, era viernes a las 12:30 y solo estaban de pasada, pues desde Puyo viajaban a Quito. 

“Hace dos semanas vine con mis papis y mi hijo y quedé encantado con el sabor de la espumilla de maracuyá, por eso ahora fue la oportunidad de que mis compañeros conozcan esta delicia”, dijo el joven de 27 años. 

 

Los domingos son los días de mayor afluencia de turistas en Patate.

 

Para Josué Mejía, el sabor del zapallo en la espumilla se le hace especial, pues nunca antes lo había comido. 

“Es muy bueno saber que hay este rincón dulce dentro de Tungurahua, pues con mi familia siempre venimos a pasear acá y no habíamos sabido de esto”, dijo el hombre. (NVP)