Disminuyen los embarazos en niñas y adolescentes en Ambato

Un subregistro es lo que algunos expertos sugieren que existe que podría esconder la realidad de estos casos.
ILUSTRACIÓN. Un subregistro es lo que algunos expertos sugieren que existe que podría esconder la realidad de estos casos.

Ecuador es uno de los países de América Latina con mayor tasa de embarazos infantiles y adolescentes. Son 111 por cada mil menores entre 15 y 19 años, según el informe de Care, World Vision, Plan Internacional y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) quienes han afrontado esta situación.

Según el Ministerio de Salud Pública, 53 mil 847 embarazos en infantes y adolescentes se registraron solo durante 2022, casi 14 mil de estos presentaron problemas que impidieron que la gestación llegue a término.

 

Realidad local

De estos datos, en lo que respecta a Ambato, durante el 2021, 550 niñas y adolescentes embarazadas  fueron atendidas en los principales centros de salud de la ciudad.

Ingahurco, Santa Rosa y Huachi Loreto, son los sectores en donde los dispensarios recibieron a 346 menores embarazadas durante todo 2022 y en lo que va de 2023, se han registrado 160 nuevos embarazos en este grupo etario.

Según la Dirección Distrital de Salud Ambato, la reducción de los casos en los últimos dos años, podría deberse a la aplicación de proyectos de educación sexual.

 

EL DATO
El Plan Decenal de Salud impulsado por el Ministerio de Salud, sostiene que hay que reducir los actuales indicadores en un plazo no mayor a 10 años de la presente fecha hasta el 2031.

 

“Atención integral amigable con los adolescentes, alimentación saludable, talleres que les ayudan a gestionar su tiempo, manejar su autoestima, prevención de embarazos, son parte de los temas puntuales impartidos en cada centro de salud”, explicó Jhofre Prado, director distrital de Salud (subrogante).

El funcionario sostuvo, además, que en cada caso de menores embarazadas se toman los protocolos del caso, “cuando son menores de 15 años se pone en conocimiento de la Fiscalía, mientras que en adolescentes de 15 a 19 años se les trasladad a la Sala de Primera Acogida con la psicóloga para saber si su embarazo fue producto de algún abuso sexual y guiarlas con los trámites pertinentes”.

Prado aseguró que, cuando los embarazos no son producto de violación, se les realiza un seguimiento y derivación para temas de planificación familiar.

 

 

Subregistro

Para Cecilia Chacón, exsecretaria de Derechos Humanos, el que las cifras en el cantón se muestren a la baja, si bien es un indicador positivo, pero no es una data que deba ser 100% confiable, pues sostiene que podría existir un subregistro que no esté siendo visible para las autoridades.

“Si bien han logrado promover la planificación de la sexualidad en los jóvenes, pero también puede existir una cifra que no se contabiliza de los embarazos que se registran por violencia sexual, incesto, que se desconocen porque solo se están contabilizando los controles, pero no los nacidos vivos”, explicó Chacón.

Explica que esta realidad se visualiza sobre todo en los sectores rurales, “dado que el sector campesino e indígena no ven al sistema de salud como algo positivo”, dijo, pues insistió en que estas personas confían más en las ancestrales parteras, “lo que tiene otro tratamiento por la cosmovisión andina”.

“Esta es una realidad estadística que está fuera del sistema de salud”, aseguró Chacón quien fue insistente en el hecho de que, si bien algo se está haciendo bien desde la entidad de salud, no debe ser motivo para bajar la guardia”. (MAG)

 

Análisis

Antonio Muenala, sociólogo y docente universitario, dijo que “no podemos hablar de una cifra real o sostenible para determinar la realidad de los embarazos en niñas y adolescentes, pero sí de una flotante, porque la data negra de casos dados en lugares a donde las entidades públicas no llegan, son las que no conocemos”.

Sin embargo, fue enfático en el hecho de que “si hablamos de que en un cantón la cifra menora, es positivo, pero no lo es todo, los programas de Estado dedicados a la prevención y educación deben reforzarse, lo que a través de redes sociales observan es contenido basura que debe ser clasificado y para eso, es importante la ayuda en casa y con los profesionales correspondientes”.