Carmen Chicaiza: ‘No soy la única madre en la lucha’

Carmen Chicaiza es líder del movimiento indígena.
FIGURA. Carmen Chicaiza es líder del movimiento indígena.

Carmen Chicaiza tiene 34 años y es la vicepresidenta del Movimiento Indígena de Tungurahua, ella pertenece al pueblo Tomabela y vive en la parroquia Pilahuin, su proceso de liderazgo dentro de la provincia inició hace 14 años.

Todo comenzó cuando fue elegida como Inti Ñusta, esto le abrió el camino a trabajar con la comunidad, fue también vicepresidenta de las juntas de agua de riego, para luego gracias a su vocación de servicio trabajar con una ONG internacional, lo que le ayudó a vincularse con todas las comunidades de su parroquia.

Su fortaleza le llevó a ocupar espacios de dirigencia dentro de la comunidad y comenzó a preocuparse más por los problemas del sector y resolverlos desde la cosmovisión andina. “A veces lloraba a escondidas, porque habían problemas familiares y me conmovía, pensaba en que ojalá eso no pase con mi familia”, contó.

El camino trazado desde un principio le sirvió para ser elegida como vicepresidenta del Movimiento Indígena, donde ha demostrado todo su carácter y que las mujeres tienen la capacidad para dirigir importantes organizaciones.

“Antes, cuando la mujer hablaba les causaba risa o nos veían como si no tuviéramos la capacidad, incluso adentro de las comunidades antes de asumir una dirigencia siempre decían que iban a preguntar a sus esposos, eso era terrible, que no puedan tomar sus propias decisiones, pero yo jamás, porque soy Carmen, yo nací sola y tomo mis decisiones, nadie lo hace por mí”, comentó.

Pero su camino no fue fácil, pues cuenta que en un inicio se trató de relegarla. “Un día les dije no se metan con una mujer, porque no saben del proceso del cual viene, desde ahí escucharon y cambiaron, creo en que uno debe levantarse y decir basta”, contó.

Una lucha por sus hijos

Carmen también es madre de un niño de seis años y ha sabido sobrellevar todas sus responsabilidades como dirigente y estar pendiente de su hijo, labor que ha sido posible gracias al apoyo de su esposo.

La Dirigente aseguró que no ha sido fácil el cumplir el rol dentro una organización tan grande, sobre todo en los momentos más conflictivos dentro del país, donde tuvo que alejarse de su hijo por varios días para ponerse a la cabeza de la organización.

“No soy la única madre en la lucha hay muchas madres con sus niños, o ellos son los que les traían la comida, y ver eso también me ha dado fuerza de saber que debo regresar a la casa a verle a mi hijo, saber que mi lucha es con ellos y debemos caminar juntos”, enfatizó.

Carmen cree firmemente en que la mujer debe asumir los espacios de liderazgo y no quedarse afuera de la toma de decisiones, para ella es importante luchar por los derechos de los pueblos, por un mundo mejor para su hijo.