La situación de inseguridad ha generado alteraciones en la programación para el feriado de carnaval.
Aunque las festividades de carnaval de la comunidad de bolivarenses en Santo Domingo de los Tsáchilas no siguieron la programación habitual este año, donde la esencia del folclore y la tradición suele brillar, decidieron unirse para celebrar de una manera diferente.
En lugar de las festividades convencionales, optaron por disfrutar de la rica cultura y exquisita gastronomía en el restaurante Rey Cuy.
A partir de este fin de semana, iniciará un evento especial que promete deleitar a los asistentes con música, coplas y los exquisitos sabores de la tradición culinaria. El menú incluirá el clásico cuy asado crocante, la deliciosa fritada y seco de gallina, acompañado de chigüiles, tortillas de tiesto y el irresistible dulce de calabaza. No puede faltar el tradicional pájaro azul, añadiendo un toque distintivo a este festín de sabores y tradiciones.
EL DATO El restaurante Rey Cuy está ubicado en el kilómetro 7 de la vía a Quito.
EL DATO El carnaval se celebra el 12 y 13 de febrero. La programación inicia desde este fin de semana.
Continúan su mandato
Tras los cambios, la directiva de la colonia bolivarense decidió que Carlos Samaniego y Herminia Escudero, actuales ‘Taita y Mama Carnaval’, continúen con su mandato hasta el 2025.
Jhon Lara, integrante de la directiva, explicó que esta celebración tiene una gran relevancia para la comunidad, ya que representa una tradición arraigada desde tiempos ancestrales. Por ejemplo, el ‘Taita Carnaval’ simboliza la abundancia de la tierra, los granos y la cosecha, mientras que la ‘Mama Carnaval’ representa a la persona encargada de cuidar el hogar para asegurar que todo funcione de manera correcta.
Estas fiestas son reconocidas a nivel nacional e internacional, genera turismo y promueve la reactivación económica. (LMM)
Afectación económica El toque de queda ha tenido un impacto significativo en el sector turístico de Santo Domingo de los Tsáchilas. Los gestores turísticos indican que las restricciones de movimiento nocturno no solo limitan la experiencia de los turistas, afectando la posibilidad de disfrutar de eventos sociales y culturales, sino que también condicionan la planificación de itinerarios y actividades. Además, la percepción de seguridad y la confianza en el destino se ven perjudicadas, ya que las medidas restrictivas pueden generar incertidumbre entre los viajeros.