¿Sorpresa?

¿Sorpresa?
¿Sorpresa?

Una vez anunciado el Premio Nobel de Literatura para Bob Dylan, las opiniones se tornaron divididas: unos apelaban a la calidad de sus versos y otros consideraban que el músico primaba frente al escritor. Quizás, jugando con lo dicho por el propio Dylan, “la respuesta está en el viento” sobre si merecía o no el galardón. ¿Será que el premio le era provechoso al escritor, o la Academia necesita sacar provecho de la imagen del cantautor?