Por Karla Jaramillo Puertas
Existen textos que dejan una profunda huella en nosotros, por su aporte en el ámbito personal o profesional. También están aquellos que al volverlos a leer no tienen el mismo impacto. No somos las mismas personas que en esa primera lectura, pues las vivencias, las circunstancias y -sin duda- otras lecturas hacen que miremos de una manera distinta el texto y que las sensaciones sean diferentes.
Del mismo modo, existen libros que no estamos preparados para leer, que no nos enganchan. Esto puede deberse a que, tal vez, nos hace falta el contexto para comprenderlos, no es nuestro tipo de lectura preferida o –simplemente- no es el momento. En ese caso, vale dejarlos reposar y volver a intentar de nuevo, para ver qué sucede.
En el otro extremo constan los libros que aportan con una historia agradable y entretenida. En esta orilla se ubica ‘La liebre que se burló de nosotros’, del italiano Andrea Camilleri. En su obra, relata 12 cuentos relacionados con animales que han formado parte de su existencia. Es así que perros, pavos, papagayos, conejos, liebres y otros están presentes en la lectura.
Son animales de carne y hueso, que no usan elementos mágicos como el ‘Gato con botas’, posiciones extravagantes, ni tienen la eterna sonrisa del Gato de Cheshire en ‘Alicia en el país de las maravillas’. Ninguno de estos elementos es usado por Camilleri, ya que su relación con ellos parte de la cotidianidad.
Razones para escribir
Camilleri tuvo dos motivos fundamentales para escribir sus relatos. El primero, porque ha “tenido la suerte de poder abrazar a Matilde y Andrea” sus bisnietas, a quienes dedica su libro.
El segundo es que le impresionaron los resultados de una encuesta realizada a niños romanos (entre 3 y 8 años) para averiguar si sabían cómo era un pollo. Respondieron mayoritariamente que “el pollo no existe en estado natural, sino que es un producto fabricado; es decir, que es artificial”. Y que se comercializan dos tipos distintos: “pollo crudo (para los más exigentes que quieren cocinar a su gusto) y pollo asado”.
Si estas respuestas le impresionaron, espere a leer lo que contestaron al preguntarles sobre el número de muslos y alas: “hubo quien dijo que tienen seis y quien juró que poseen ocho. Un solo niño sostuvo que el pollo tiene dos muslos, pero lo abrumaron con risas y burlas”.
La obra está ilustrada por Paolo Canevari, vecino de la infancia del autor. Juntos compartieron su niñez en la ladera del monte Amiata.
En el prólogo, Fernando Aramburu sostiene sobre los cuentos: “Más allá de los buenos ratos de lectura que nos pueden deparar, apelan directamente a nuestra conciencia, invitándonos a conocer más de cerca a los animales y a mirarlos con ojos distintos de los del depredador”.
Andrea Camilleri
Sobre el autor
° Nació en Porto Empedocle, provincia de Agrigento-Sicilia, en 1925. Fue profesor en la Academia de Arte Dramático y en el Centro Experimental de Cine, también guionista y director de teatro y televisión. Sus obras se han traducido a 36 idiomas, con más de treinta millones de ejemplares vendidos. En 2014 fue galardonado con el IX Premio Pepe Carvalho.