Tatuajes que ocultan cicatrices y curan el alma

Arte sobre las heridas
Arte sobre las heridas

Los tatuajes pueden ayudar a superar momentos duros mediante arte encima de cicatrices.

“No puedes imaginar la terapia psicológica que fue para mí hacerme los tatuajes”, cuenta Cristina Cañizares. Tras un grave siniestro automovilístico, los médicos tuvieron que operarla para salvar su vida. Este incidente le dejó en su muslo una cicatriz de 92 puntos y una herida similar a una quemadura.

Para ella, su físico es muy importante. “ Yo soy súper vanidosa. Intenté todo. Me hice láser, cremas pero nada cambió. Los doctores te dicen que eso no se puede ir nunca” comenta.

Su personalidad cambió totalmente, dejó de ser ella misma, evitaba cierto tipo de ropa, odiaba verse el cuerpo por las heridas y llegó a cohibirse del mundo. “Después de todo lo que traté, pensé en el tatuaje. Publiqué en un grupo de mujeres de Facebook para saber sobre este tema y muchas me respondieron; hasta me enviaron fotos de lo que se habían hecho”.  

Cañizares, de 32 años, recibió recomendaciones virtuales de tatuadores y ahí fue cuando escogió el lugar y la persona que le iba a dar un cambio completo a su vida y a su cuerpo. “Cuando le escribí a mi tatuadora me pidió fotos de mis heridas para poder estudiar mi piel. Ella me pidió que vaya a verla y en el estudio me revisó para ver cómo se podía trabajar y empezó a diseñar algo”, explica esta joven quiteña. 

El trabajo que realizaron en la primera cicatriz de su cuerpo duró más de seis horas. Cuando fue a verse en el espejo, Cañizares no lo podía creer, era una persona totalmente diferente, la cicatriz que la había hecho ocultarse ya no se veía. Es ahí cuando sin pensarlo decidió continuar con el segundo tatuaje.

“Las heridas siguen ahí, pero ya no las veo, tuve que esperar 4 años luego de mi accidente para sentirme yo de nuevo, para poder usar la ropa que quería, mi forma de ser es la misma que antes, mis tatuajes me devolvieron el autoestima que había perdido”, dice emocionada Cristina Cañizares. 

Un arte que cura heridas

Para los tatuadores, es muy importante que las personas que se ponen en sus manos se vayan muy felices. La responsabilidad es muy grande porque su trabajo es permanente y más aún si de ayudar tanto física como mentalmente se trata. 

Eduard Landaeta lleva 5 años como tatuador y ha tenido varios clientes que buscan ocultar sus cicatrices. “Debo estudiar mucho la piel con heridas porque el cuerpo es delicado y si nosotros tatuamos sobre una que no está bien curada la podemos lastimar más, incluso podemos agrandar la cicatriz”.

Una de las historias que más recuerda el tatuador es cuando trabajó con una chica que tenía una cicatriz de una cesárea. “Cuando llegó al estudio, ella tenía muchas inseguridades, no le gustaba ni que su esposo la vea y peor verse ella al espejo. La cicatriz ya llevaba 10 años pero tuvimos que esperar 2 más porque la piel aún no estaba lista. 

Cuando ya pudo recibir su tatuaje, ella estaba feliz, me decía que por fin iba a usar un terno de baño con tranquilidad”, recuerda Landaeta. El dolor de un tatuaje depende mucho de cada uno. “Me han tocado clientes que ni sienten cuando trabajo sobre sus heridas y otras que sufren demasiado. Más que la cicatriz es la persona”, explica este hombre de 39 años. 

La piel debe analizarse

Todavía hay quienes esperan por una oportunidad para cubrir sus heridas. Kathleen Vela se rompió el ligamento de su pie izquierdo por lo cual tuvo una operación que le dejó una cicatriz. La herida le producía un miedo porque luego de esta intervención quirúrgica no pudo caminar por más de dos meses. “Me voy a hacer olas de mar porque el agua me produce calma y tranquilidad y sé que así voy a superar este momento duro de mi vida”, narra Vela. 

Sin embargo, el tatuador no le dio las mejores noticias. “No puede ayudarme aún. Debo esperar un año para tatuarme porque la herida aún no ha cicatrizado bien”, explica Vela. En ese momento fue una desilusión no poder tatuarse pero entendió que era por el bien de su cuerpo. Ahora esta mujer de 22 años espera para poder finalmente cubrir su cicatriz.

Estilos y experiencia

Ángel Márquez ha sido tatuador durante 7 años. Considera al diseño sumamente importante para que la cicatriz se disimule de la mejor manera. “Cuando realizo el dibujo para el tatuaje es importante saber bien dónde está la herida y cómo es: su forma, su textura. Esto me ayudará a ver qué es lo que le conviene al cuerpo para que la cicatriz no se vea. Junto con las ideas del cliente, nosotros damos consejos y nuestra experiencia para saber que podría quedar mejor”, explica Márquez. 

Para cada tatuador los estilos pueden ser distintos, en el caso de Ángel Márquez, los tatuajes con mucho color ayudan a que la cicatriz sea mejor tapada por la profundidad y textura que se le puede dar. Para Eduard Landaeta, el estilo acuarela funciona porque, al no tener una forma específica, se puede adaptar según lo que se necesite. 

Ambos tatuadores aseguran que es una responsabilidad grande pero que están dispuestos a ayudar a quienes necesiten disimular esas cicatrices y heridas que les generan sufrimiento o inseguridades. “Ver como a una persona que antes no le gustaba su cuerpo y que lo odiaba, después se transforma y sube sus fotos a redes y presume su tatuaje y se viste como siempre quiso, eso me llena de alegría porque mi trabajo ayudó a que esto fuera posible”, argumenta Landaeta.

El arte se junta con la psicología 

El físico cumple un papel importante en el aspecto psicológico de las personas, así lo explica el psicólogo clínico, José Ayala. “Por un lado, tenemos la concepción estética que socialmente se le da y, por otro, quizá el más importante en el que trabajar: la manera en que cada sujeto puede ir percibiendo y dando ciertas significaciones a su propio aspecto a través del tiempo y, posteriormente, reflejar aquello en sus conductas cotidianas y su interacción con los demás”, explica Ayala. 

Una herida puede causar que la construcción psicológica que tenía una persona se rompa por el cambio repentino en el aspecto físico. “Cuando ocurre un trauma con secuelas físicas que alteran el aspecto que se tenía, cambia la construcción autoesquemática y conceptual” explica Ayala. Esto produce sensaciones de extrañeza, de no sentirse uno mismo. Hay que asimilar un nuevo cuerpo que ahora tiene secuelas y luego se podrá alcanzar nuevamente la autoaceptación y autovaloración.

En el aspecto psicológico el tatuaje ocupa un rol importante al momento de sanar, pero no solo por el aspecto físico. Ayala explica que “no es el hecho del tatuaje en sí, sino el sentido que el sujeto le dé al mismo y que, de esa manera, le genere esa sensación de bienestar mental”.
Muchas personas suelen conservar sus cicatrices como lección de vida pero otras la pierden por el cambio físico que implica una herida. El tatuaje busca darle un impulso físico y mental a la persona para que vuelva al camino de saber quién es y valorar como se ve.

Las personas que han cubierto sus heridas con tatuajes se sienten seguros de su decisión. Lo recomiendan a todos quienes pasen por situaciones similares.

“ Se qué hay mas gente como yo que tiene heridas que no se han permitido amar su cuerpo como deberían. Es por eso que recomiendo mucho a que prueben con el tatuaje, ayuda a ocultar esa cicatriz y a resaltar esa parte del cuerpo con arte”, asegura Cañizares . “Ahora me gusta más que antes del accidente y todo es por el trabajo que hicieron en mí”.

 

Este es un trabajo con estudiantes de periodismo de la USFQ.
Autor:Andrés Mediavilla