El silencio: Estrategia política o el terror a equivocarse y perder una elección

ESTRATEGIA. Evitar cometer errores es la consigna de las nuevas campañas.
ESTRATEGIA. Evitar cometer errores es la consigna de las nuevas campañas.

Esta ha sido una campaña electoral histórica y accidentada, con el asesinato de un candidato y dos binomios presidenciales que han evitado estar en el foco de los medios, con pocas entrevistas fuera del control de su equipo de campaña.

A lo largo de los últimos años, pero en especial durante esta campaña electoral, el silencio ha sido el arma predilecta de los equipos de campaña, sobre todo de los protagonistas en el balotaje que definirá al próximo presidente (a) del Ecuador, por los próximos 18 meses.

Esta vieja estrategia del marketing político no se queda solo en los candidatos, pues las autoridades y voceros gubernamentales se mueven bajo los fundamentos de un silencio cómplice y cómodo, que les permite evitar la evaluación de la opinión pública o equivocarse en los temas controversiales.

No es un concepto nuevo, ya en 1771 Joseph Toussaint, en su tratado “El arte de callar”, daba algunas líneas sobre lo que hoy vivimos y que se ha potenciado gracias a la llegada de las redes sociales, herramientas que ofrecen a los actores políticos o no el poder transmitir sus mensajes, directamente a la sociedad.

Recientemente, este concepto fue reutilizado por el Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, para lograr la manipulación de la población, al límite de carecer de información oficial en cualquier aspecto, desde la tasa de la inflación hasta la cifra oficial de fallecidos durante un fin de semana. Esta situación trató de emularse en Ecuador durante la década del 2007 al 2017.

Este silencio que hoy se registra en nuestra sociedad, es lo que permite que usen las redes sociales con información alejada de la oficial, como lo hemos padecido a lo largo de las últimas semanas y que muy seguramente seguirá en aumento, hasta el día de la elección el 15 de octubre.

El peligro del silencio

El silencio en las autoridades y los actores políticos de un país no es un problema que solo afecta a los medios de comunicación, también altera a la ciudadanía que no puede contar con información confiable para conocer sus propuestas o realizar denuncias o reclamos.

Para el profesor e investigador de la Universidad Andina Simón Bolívar, Gonzalo Ordóñez, la estrategia para avanzar en está “espiral de silencio tiene como objetivo que la ciudadanía se sume a un bando”.

Acotó que está situación también forma parte de los algoritmos en las redes sociales, donde «nos alimenta de más información falsa o verdadera o combinada sobre la realidad. Entonces al no tener datos, tenemos un riesgo gravísimo de que la sociedad se acostumbre al chisme y a la desinformación”.

Por su parte, la periodista de investigación y articulista, Mariana Neira, destacó que estamos ante una nueva fórmula de censura.

Advirtió que “estamos frente a una censura velada, donde hemos retornado a esa etapa en la que el periodista se limitaba a ser un secretario”.

Manifestó que esta situación se desarrolla a pesar de la existencia de un marco legal que obliga a las autoridades a dar respuestas a los pedidos, no solo de los periodistas, sino de la ciudadanía en general. “La forma que usan ahora es el silencio absoluto, porque no dan respuesta”.

Por su parte, Francisco Rocha, director de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (Aedep), apuntó que la situación que se vive en la actualidad es parte de una estrategia autoritaria para manejar la comunicación.

“Es una estrategia que anula la opinión pública y que viene siendo utilizada por varios sectores políticos», dijo.

Desde su punto de vista, algunos actores e instituciones “prefieren crear sus propias redes de información, para no ser cuestionados. Entonces se ha vuelto una práctica autoritaria del manejo de la información”.

Autoprotección

Tanto Rocha, Neira y Ordóñez coincidieron al indicar que esta estrategia se ha convertido en la fórmula de las autoridades y políticos para autoprotegerse y evitar cometer errores que los pueda dejar en evidencia.

Para Mariana Neira, parte de “este fenómeno es la consecuencia del gran empuje que tiene el periodismo de investigación que comienza a sacar cuestiones ilegales, negocios, entonces comienzan a autoprotegerse”.

Sobre este punto, Francisco Rocha destaca que esta ha sido “la estrategia política de un tiempo acá, y no solo de los dos candidatos, sino de un modelo político vigente, que es desinformar y banalizar la información”.

Para Rocha, en este momento se trata de evitar el tener que hacer frente a preguntas o cuestionamientos que los puedan sacar de sus líneas de discurso.

“Tratan de abstraerse de lo que podemos hacer los periodistas, que es preguntarles y medir el conocimiento que realmente tienen”, apuntó Rocha.

El profesor Ordóñez recordó que “el rol de los medios de comunicación es develar la oscuridad, develar lo que está opaco. En otras palabras, abrir el silencio, romper el silencio”.

Para Ordóñez la clave de una verdadera democracia es poder cuestionar a quienes están en el poder a través de los medios de comunicación y de la sociedad.

La sociedad debe exigir mayor comunicación

Todos volvieron a coincidir en la necesidad de enfrentar el silencio con mayor información e hicieron un llamado para que la sociedad no se quede solo con los mensajes dirigidos desde las fuentes del poder.

Neira hizo un llamado a trabajar para que la Ley de Transparencia y Acceso a la Información vuelva a recuperar sus fortalezas.

Por su parte, Ordóñez destacó que hay que «devolver lo político a la gente, sacarle de los escenarios restringidos del poder”.

Francisco Rocha consideró que el camino para romper este silencio, porque “la sociedad tiene que sentir y los medios tenemos que seguir trabajando para informarla, tenemos que duplicar nuestro esfuerzo para que la ciudadanía contraste entre el silencio para controlar la información y el manejo de la información que cuestiona a quienes ejercen el poder político”. (ILS)

Sociedad manipulable

Para la psicóloga y docente de la Universidad de las Américas (UDLA), Francisca Barros, uno de los grandes peligros de una sociedad manejada por el silencio y la desinformación, es que se convierte en una sociedad altamente “manipulable”.

Una población que no tiene información o que tiene información falsa, se vuelve mucho más manipulable, va a actuar en base a las emociones, en base al miedo, en base al estrés y no va a racionalizar”, precisó Barros.

La académica indicó que si bien el silencio tiene un lado positivo, también puede convertir a la sociedad en “cómplice”.  Remarcó que “a nivel sociedad y a nivel político, cada vez que uno se calla, está protegiendo a la corrupción, a la delincuencia y a todas estas cosas que no nos colaboran”.