La oposición sediciosa tiene un duro camino para acabar con Lasso

COMPROMISO. Guillermo Lasso prometió subir el salario a $500, hasta el final de su mandato.
El presidente Guillermo Lasso.

La ilusión de una extrema soledad del Presidente puede que haya lastimado la puntería de los políticos de ánimos sediciosos. ¿Por qué?

ANÁLISIS. La estrepitosa derrota en las urnas del Gobierno, en la consulta popular y en las elecciones, aceleró los ataques en contra de Guillermo Lasso y su gobierno.

En esa línea están juntos correístas, socialcristianos. Algunos de la Izquierda Democrática, Pachakutik. Pero también están, por fuera del Parlamento, la Conaie y los sindicatos de trabajadores.

Parece que es la fórmula perfecta para sacar al Presidente de Carondelet, tal como lo anhelan. Informe en la Asamblea, más los palos y piedras en las calles.

Sin embargo, la ilusión de una soledad en el poder de Lasso ha lastimado la puntería de los políticos de ánimos sediciosos. Aquí hay cuatro razones.

El cuento del padrinazgo que tambalea   

El informe del ‘gran padrino’ de la Asamblea Nacional es un cuento. Uno basado en documentos y grabaciones que no tienen un sustento jurídico. La propia fiscal general, Diana Salazar, ha mencionado que el informe que fue presentado en la Comisión no es el mismo que reposa en la investigación previa, que ha sido reabierta sobre las posibles operaciones de la mafia albanesa, grupo dedicado al crimen y al narcotráfico.

La sedición ha superado a la realidad. En lugar de esperar por los tiempos de la Justicia, los parlamentarios que quieren que Lasso salga del poder usan un informe, posiblemente, falso.

Así, apoyados sus inventos en otro posible invento, avanzan hacia un juicio político que pudiera convertirse en la segunda mayor vergüenza de la oposición. La primera fue en junio cuando ya fallaron en el primer intento de sacar a Lasso del poder, esto pese a las advertencias internas de que no tendrían éxito. No obtuvieron los votos.

Y eso puede pasar nuevamente. Puede pesar, en los próximos días, que el PSC ya busca la Presidencia de la Asamblea. Una crisis política puede dejarlos fuera de la silla, que ya casi tocan con las manos.

Indígenas divididos

Leonidas Iza es uno de los políticos que más trabaja en el Ecuador. Es innegable. El Presidente de la Conaie ha conseguido que su organización sea determinante, hasta temida en el ámbito político.

La sola mención de un paro nacional de la boca de Iza, que no se ha concretado, pone los pelos de punta a miles. Su arte está en administrar el descontento y, a diferencia del expresidente Rafael Correa, está en carne y hueso dentro del país. Es decir, le lleva ventaja.

Su palabra es como un trueno. Pero que se lo oye por redes sociales o por la televisión. Casa adentro, en el movimiento indígena, que va más allá de la Conaie, ya se evidencian fracturas. Feine busca mantener la cordura y el diálogo. Fenocin tiene una disputa interna. Y hay líderes históricos que no pliegan a Iza y ya se esboza una resistencia.

La Conaie ha sido muy cuidadosa de que sus diferencias no se ventilen públicamente. Pero ya no es posible. Callar es apoyar a Iza. (Mañana lea la nota sobre dirigentes históricos y los cuestionamientos a la dirigencia de Conaie)

Algo adicional. Los sindicatos, aunque parece que tienen un discurso cercano al Presidente de la Conaie, visto de cerca no es así. Ellos ya han visto la cercanía del correísmo con Iza, y es algo que no toleran. Eso también juega antes de un posible paro nacional.

El inquietante silencio quiteño

Luego de la debacle de los partidos políticos quiteños y la derrota ante el correísmo en la Alcaldía y la Prefectura, hay silencio.

Este es un vacío en el ámbito público. En lo privado hay una evidente preocupación sobre los distintos escenarios: la caída de Lasso, la llegada violenta de Iza a la capital, la falta de voces que defiendan la ciudad, el papel del correísmo ante una protesta subida de tono, un paro nacional.

Incluso el papel que jugarán los militares ante la desestabilización. Hay sectores que ven con buenos ojos, en un caso extremo, que las Fuerzas Armadas se hagan cargo de una transición política que impida que el correísmo y sus acólitos se tomen el poder.

Es decir, prefieren a militares antes que al Presidente de la Asamblea, por ejemplo. Posiblemente la milicia, la institución más respetada del país, esté reemplazando a los fracasados y mezquinos políticos quiteños de la centro derecha o que se decían antipopulistas.

Las razones de los militares

Muchos se preguntan: ¿Qué papel tendrán los militares en el caso de un intento de golpe de Estado?

Para responder se deben considerar tres puntos. Uno, ellos están vigilantes de todo movimiento que hagan las partes en conflicto. Pero quieren que todo sea legal, constitucional, dijeron desde La Recoleta. Un paso adelante de la raya y habrá intervención.

Dos, están muy preocupados por los intentos separatistas en el territorio nacional. La plurinacionalidad es un concepto que está avanzando para crear territorios donde el Estado ecuatoriano no tenga el control. Incluso están en la mira dos sectores de Quito, Cutuglahua y San Miguel del Común.

Tres, lo que han ganado en el último año no lo quieren perder. El correísmo, integrado también por exguerrilleros y acólitos de la narcoguerrilla colombiana, golpearon duramente la estructura de FF.AA. y van recuperándose con la ayuda de la política del actual gobierno y de países amigos.

Así, las FF.AA. se pueden convertir en el último fortín ante los sediciosos conectados con el Socialismo del Siglo XXI, el separatismo y la narcopolítica. Una amenaza que es para todo el país y no únicamente para Guillermo Lasso. (JC)