Mordiscos a la ‘Gran Manzana’

Autor: Mariana Velasco Tapia | Fotos: Armando Guzmán
| RS 56

Cuando mis pies, pisaron por primera vez New York, frisaba los 16. La mente y horizontes se agigantaron al descubrir la capital del mundo y cada vez que la visito, vivo la inexplicable sensación que algo o alguien me espera. Estar, sentir latir esta ciudad, es tener la percepción de estar al límite de una frontera, espacio que genera un suave pensamiento y de acción. La mezcla de culturas latinas, anglosajonas, africanas, aborígenes, caribeñas, asiáticas, conforman un ramillete de perfiles culturales y de posibilidades.

Nueva York está compuesta por cinco municipios o distritos: Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island. Hay quienes la visualizan como una muchacha de ojos grandes, piernas largas y qué además les permite extender los brazos y observar todo Manhattan en medio de una dulce soledad. Mientras del otro lado de la orilla, la consideran como una ciudad dura, ruidosa, a veces sucia y agobiante hacia límites insospechados; vieja, fría en el invierno, sofocante en el verano y muy distinta a todo lo que nos han enseñado las más de 200 películas y series filmadas en esta ciudad y del discurso turístico de sus guías.

Más allá de las sensaciones y percepciones, la ‘’Gran Manzana’’, es infinita tentación y sus mordiscos generan diversos tipos de reacción. Para quienes viven en New York, consideran que habitar esta ciudad es una montaña rusa que les conduce a través de todas las fases que van desde la euforia y felicidad hasta la soledad y tristeza.
A pesar de estar rodeada de millones de personas, nadie le mira ni escucha. Su población alcanza los 8.992,908 y 21.800.000 en la zona Metropolitana convirtiendo al estado de N.Y, con mayor número de población de los Estados Unidos. En la bella ciudad, el 30 por ciento de sus residentes nació fuera del país de las 50 estrellas y casi el 50 por ciento habla otro idioma además del inglés.

Es la ciudad de mayor uso lingüístico del mundo; entre sus habitantes se hablan más de 700 lenguas y de éstas, la mitad podrían extinguirse antes de fin de siglo.

Para el residente o ciudadano nacionalizado, es vivir una batalla permanente a sabiendas que jamás será vencedor, sentir que estar lejos de los suyos le hace cuesta arriba, así como momentos de agotamiento en los cuales quiere tomarse un respiro y bañarse de magia para hacer desaparecer millones de carros, suciedad, ruido, homeless y frio.

Es un aprendizaje constante y aunque las calles y avenidas estén numeradas, perder el norte es fácil. Aquí, todas las personas con las cuáles uno se cruza, tienen un sueño, un objetivo, un proyecto por el cual trabajan de manera incansable. Caen, se levantan, se re inventan y la lucha continua pero también hay sensaciones y emociones que hacen suponer que, New York y cada habitante, bailan al mismo ritmo y todo lo demás puede esperar…

Esta ciudad es conocida por: Times Square, edificio del Empire State, Estatua de La Libertad, Central Park, Fifth Avenue, Chinatown, Museo Metropolitano de Arte y Estación Central de New York, entre otros y a pesar de que el slogan oficial del estado de Nueva York es ‘’I love N.Y’’, posee un rosario de apodos: ‘’ Melting Pot’’, ‘’Ciudad que nunca duerme’’, ‘’Ciudad gótica’’ pero la más popular es la ‘’Gran Manzana’’ que conquistó la fama en 1920 cuando John J. Fitzgerald- periodista deportivo- inició su columna ‘’Alrededor de la Gran Manzana’’.

No fue sino hasta los años 70, cuando la ciudad realizó una campaña oficial de turismo y el apodo se convirtió en sinónimo de la ciudad de Nueva York. Tomarse la foto en el legendario aviso de Coca cola del Times Square, en las escaleras del Met, junto al Toro de Wall Street, ir a un musical en Broadway y perderse en el Central Park, son vivencias imperdibles en la urbe, así como pronunciar cualquiera de sus cuatro célebres frases más usadas en la ciudad de los rascacielos:’’ Lo vi con mis ojos’’, seguida por ‘’El paisaje es increíble’’, ‘’Vamos de compras’’ y’’ No quiero regresar a casa’’. En la capital del mundo aprendí qué para el habitante de esta capital, Londres o Paris, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios.

Todos le rinden culto: artistas, inversionistas, escritores, escultores, pintores, diseñadores de moda y cantantes al revisar la letra de una de las canciones de Madonna: ’’No me gustan las ciudades pero amo New York o Frank Sinatra, entre otros y en su momento, interpretó: ‘’Si lo puedo hacer allí, ( N.Y.) lo puedo hacer donde quiera’’.

La marca N.Y.C.

La historia recoge y no en letra pequeña, el origen del nombre de esta ciudad que está en boca de la humanidad, al puntualizar que en 1674, por el tratado de Westminster, la isla de Manhattan pasó de los holandeses a los ingleses que le rebautizaron con el nombre de Nueva York en honor al Duque de York, mientras que con las colonias inglesas constituyeron Nueva Inglaterra. La marca N.Y.C es sinónimo de libertad, colores vibrantes y del espíritu de la ciudad, capital de la moda. Siempre hay mucho que ver y una de las imprescindibles vistas es contemplarla desde las alturas.

Su inmenso entramado de rascacielos, es único en el mundo y algunos de ellos son tan icónicos que una y otra vez, usted lo ha visto en pantallas de cine. Está considerada como ciudad global dadas sus influencias a nivel mundial en los medios de comunicación, en la política, educación, entretenimiento y la moda. Su influencia artística y cultural es de las más fuertes del país.

Ciudad inquieta, activa, llena de movimiento a cualquier hora del día, noche o cualquier día del año. No permanece quieta, de allí el título de ‘’ciudad que nunca duerme’’. El sector financiero, seguros, asistencia sanitaria y de bienes y raíces forman la economía del emporio.

Es la más importante para medios masivos, periodismo y edición de E.U, igual que el centro cultural, prominente del país, con un acento único, cuyo énfasis se coloca en la vocal ‘’a’’ mientras tienden a transformar al alargar el sonido ’’o’’ por ‘’aw’’ en palabras como ‘’dog’’, ‘’coffee’’ convirtiendo al acento neoyorquino ,en fuerte y áspero. Esta urbe atrapa. Es compleja, maravillosa, desesperante, magnética, real y mítica que cuesta definirla. Es de claros y obscuros, crea tendencias y abre camino en un sinfín de ámbitos; el último grito en gastronomía, los rascacielos más altos y la prenda más selecta… A veces, esta ciudad parece caerse en pedazos de un momento a otro al estar en construcción perpetua – andamios que se levantan frente a edificios centenarios- pero su esqueleto maltrecho también es parte de su encanto, aunque el alquiler sea desorbitado, no significa hundirse en la bancarrota.

Que N.Y es una ciudad con mucha contaminación, es algo que en principio todos sabemos y es difícil experimentarlo en vivo, porque no solo se nota el aire cargado como en muchas ciudades con un tráfico pesado, sino que la brumilla grisácea es visible desde cualquier mirador.

La mayoría de estaciones del metro son viejas y carecen de ventilación y a diferencia de ciudades como Londres, París, España, la entrada de la estación no está señalizada en carteles elevados, sino a pie de la calle, lo que dificulta la visibilidad. Si usted visita la metrópoli en primavera u otoño, seguramente no será problema; sí lo hace en invierno o verano, prepárese porque el clima, es de extremos.

Manhattan
El 24 de mayo de 1626, Peter Minuit, compró el territorio que hoy ocupa la isla de Manhattan a los indios Canarsee, de la tribu Lenape, intercambiando objetos, por un valor de 60 Quilders que según un historiador neoyorquino equivalían a 24 dólares, cuando en realidad, se acercan a mil.

Minuit estaba convencido de que había hecho un negocio redondo; en realidad había comprado la isla a los indios equivocados porque los verdaderos dueños de esa tierra era una tribu perteneciente a los Algonquines y no a los Lenape. Lo que también es cierto, es que Manhattan proviene de la palabra india Manna-hata, que significa ‘’isla de las muchas colinas’’ en lengua de los Lenape.

Es el distrito con mayor población, sobrepasa el millón y medio y es el más visitado. Concentra la mayoría de atracciones turísticas. Se estima que en N.Y. para vivir un estilo de vida cómodo y agradable, aun cuando tenga compañeros con quien compartir gastos, un ingreso de 50 mil dólares al año o más, es lo ideal.

Es una ciudad muy cara donde la gente aprende a trabajar en forma seria. Es para personas que desean salir adelante, sin importar el precio que tengan que pagar ni las horas que requieran. El Bronx, Staten Island, Queens, los distritos más asequibles. Brooklyn y Manhattan, los más caros. Mientras los millonarios, en conjuntos de rascacielos residenciales de ultra lujo, se ubican a lo largo del extremo sur del Central Park en Manhattan.

Es típico, a media tarde, en pleno centro de la isla, toparse con decenas de ejecutivos trajeados comiendo un trozo de pizza ($1,50) doblada por la mitad, como manda la tradición neoyorquina porque la gente disfruta por igual de lo más selecto como de lo más mundano, sin ningún tipo de reparo y sin perder un ápice de glamour.

Sociedad caótica, dónde aún encuentra jóvenes beatnicks y hippies (Desde fines de la década del 50 los medios de comunicación reflejaron y difundieron reiteradamente el estereotipo del joven beatnik (antiamericano, holgazán y delincuente), apartándose del perfil rebelde y solitario, relacionado con la cultura beat, que habían presentado actores como James Dean y Natalie Wood en Rebelde sin causa (1955).

Bronx
Es también multiétnico, predominando la raza negra, dominicanos y puertorriqueños. En él nació el rap y el hip hop.

El centro del Bronx, late y palpita a un ritmo vertiginoso de ciudad, con presencia de grandes comunidades latinas como las mencionadas. Mientras los boricuas, con orgullo y a todo pulmón recuerdan a propios y extraños que Jennifer López, la diva del Bronx y el género musical, salsa, les pertenece.

A ritmo de bachata y mucho trabajo, los dominicanos se convirtieron en dueños de negocios de restaurantes, de tecnología, salas de belleza, envío de remesas, como el segundo rubro más fuerte después del turismo de la isla.

El Bronx tiene cinco de las diez comunidades a lo largo de la ciudad con altos incidentes de familias sin casa ni hogar, basta citar; University Heihts, Morris Heihts, Sound View, South Bronx y Tremont.

El 35 por ciento de personas elegibles para acceder a refugios, vienen del Bronx.

Brooklyn
Brooklyn es el distrito más densamente poblado de la ciudad de Nueva York y el segundo más grande en extensión.

Su ubicación se estableció en la región suroeste de Long Island. Atracciones como el Jardín Botánico, el Museo, Prospect Park, entre otros. Es conocido por la influencia de sus riquezas culturales, como escenas de arte, independencia y espíritu emprendedor.

Artistas, promotores culturales, se sienten como pez en el agua; en su vecindad, hay sentido de pertenencia así como el placer de acceder a espacios verdes fuera de casa ,que son difíciles de resistir. Quienes los visitan y se alojan en el barrio tienen que cruzar el puente Brooklyn después de esperar una larga cola.

El puente fue una vez el más grande de este tipo y sigue siendo impresionante gracias a sus torres neogóticas y su longitud de más de 2 kilómetros. Si madruga, tendrá la oportunidad de admirar un espectacular amanecer.

Aventurarse en la noche, proporciona una vista memorable del horizonte iluminando la ciudad.

Queens
Fue una ciudad independiente hasta 1898 para formar parte de la gran Nueva York, aunque conservó sus propios códigos postales y oficina de correos. Miles de ecuatorianos, desde hace décadas, convirtieron a este distrito en su nuevo hogar. De allí la presencia de restaurantes y negocios vinculados a la patria que los vio nacer.

El distrito de Queens es el más grande de los cinco que forman Nueva York. En él se ubican dos de los aeropuertos- el John Fitzgerald Kennedy (JFK) y el de la Guardia-. Alberga una gran cantidad de etnias y es el condado más diverso del país; tanto que incluso es difícil escuchar hablar inglés.

En Queens se juega el U.S. Open de tenis y es sede de los Mets. Hay dos barrios especialmente famosos: Long Island y Astoria. Long Island City, es el barrio más de moda y se encuentra a tan solo una parada del metro de Manhattan.

Cuenta con varios parques y una comunidad artística muy importante. Muchas galerías están ubicadas en viejas fábricas restauradas para el fin.
Staten Island

Es el distrito más meridional de Nueva York y el más desconocido para el público en general. Si Queens se conoce poco entre los turistas, Staten Island es el distrito olvidado.

Al ser una isla, seguro que le ubica por su ferry con visitas a la Estatua de la Libertad, que conecta con Manhattan de manera gratuita.

Es el distrito más verde de N.Y, con casi doscientos parques; de hecho, ¡en los últimos años tienen superpoblación de ciervos! Está a 30 minutos de Manhattan y aunque no alberga atractivos turísticos a la altura de Manhattan, siempre hay algo que visitar. Su población es de menos de 500.000 personas, siendo el distrito menos poblado de la ciudad. Hasta 1975, Staten Island fue llamada como el condado que ocupa, Richmond.

Ese año el ayuntamiento decidió cambiar el nombre al original con el que la denominaron los holandeses cuando la colonizaron.

Medio siglo de Hip Hop
La ciudad se prepara para celebrar por lo alto este 2023, los 50 años del nacimiento del hip-hop de la avenida Sedgwick en el Bronx y que pasó del género callejero prohibido a ser una música de alcance mundial. Para la celebración, que abarcará todos los condados, se ha enganchado con el elemento educativo para lo cual, la ciudad se ha asociado con el Museo del Hip Hop que se construye en el Bronx, condado donde surgió este estilo de música y baile en una de las fiestas que organizaba Dj Kool Here y su hermana Cindy Campbell.

‘’Cuando estos hermanos y hermanas comenzaron el movimiento hip hop, fue criminalizado. Hoy en día es una industria multimillonaria ‘’escribió el alcalde de New York, Eric Adams, en un mensaje en redes sociales.

Gabo, periodismo y N.Y.
Gabriel García Márquez, conoció Nueva York gracias al periodismo. En 1961, Jorge Ricardo Masetti, entonces director de la agencia de noticias Prensa Latina, le pidió dirigir en el centro de Manhattan, una nueva oficina del medio cubano.

El Gabo, llegó a La Gran Manzana a principios de enero junto a Rodrigo, su hijo y su esposa Mercedes Barcha. Fueron huéspedes del hotel Webster, cerca de la Quinta Avenida.

El periodista, dedicó la mayor parte del tiempo al trabajo en la agencia de noticias, ubicada en un viejo edificio del Rockefeller Center y refirió a su estancia en N.Y. cómo más estresante que enriquecedora, toda vez que el gobierno de Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba y; los periodistas en suelo norteamericano al servicio de la Revolución, eran amenazados constantemente por disidentes cubanos y ciudadanos anticomunistas.

El matrimonio recibió amenazas de muerte. Además, a la zozobra de las intimidaciones telefónicas, se sumó el acoso de otros periodistas de la misma agencia de noticias que desconfiaban del escritor colombiano por no estar afiliado al partido comunista.Después de cinco meses de tensión, García Márquez, renunció y junto a su familia salió rumbo a México. Desde ese momento, el gobierno de E.U. lo incluyó en su ‘’lista negra’’ y le negó la visa en incontables ocasiones. Durante años fue su ciudad prohibida. Retornó a ella en 1971, cuando la Universidad de Columbia por sus contribuciones literarias, le otorgó un Doctorado Honoris Causa.

Ese año, obtuvo un visado especial que expiró dos años más tarde, luego de que el escritor hiciera pública su solidaridad con Chile ante el golpe de estado propinado por Augusto Pinochet.

Con el pasar del tiempo, los viajes se hicieron más frecuentes y consideraba a Nueva York como una metrópoli de la humanidad, siempre en crecimiento y llena de una heterogénea riqueza cultural. Entre muchas reflexiones del escritor sobre la ciudad de los rascacielos, el Centro Gabriel García Márquez, compartió:
Lecciones del New York Times

‘’ Yo estaba en Nueva York durante el golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov. Me pasé todo el día en el hotel viendo la CNN, que informaba al minuto de cuanto iba ocurriendo. Hablé ese mismo día con Carlos Andrés Pérez, Presidente de Venezuela, y había quedado a cenar con Henry Kissinger. Después de todo eso, al día siguiente empecé a leer el New York Times.

Pero, ¿qué me podía decir a mí ya el New York Times? Pues sí; resulta que los tipos empiezan a echar el cuento de aquel golpe de Estado como si nadie lo conociera… Y te lo tragabas entero.

Porque el cuento hay que contarlo siempre, como hicieron ellos, con una inocencia…, pero perfectamente articulado desde el principio, insuperable; aunque ya supiéramos todo.

El primero que ve un accidente es el primero que va luego a comprar el periódico para ver qué dice.’’

‘’García Márquez regresa al calor del reportaje’’
El País, diciembre de 1998