Tras el magnicidio de Fernando Villavicencio el miedo y la ansiedad aprisionan a la ciudadanía en Ecuador

Suceso. El asesinato de Fernando Villavicencio provocó un duelo colectivo entre muchos ciudadanos.
Suceso. El asesinato de Fernando Villavicencio provocó un duelo colectivo entre muchos ciudadanos.

Los psicólogos, Jaime Costales y Francisca Barros destacaron que aunque en la actualidad existe miedo y un sentimiento de desprotección, es importante seguir adelante a través de la gestión de las emociones. 

Las elecciones anticipadas de 2023 no serán fáciles de olvidar en la historia de Ecuador, un evento marcado por la violencia política y el asesinato de dos dirigentes políticos. El magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio es un hecho que rompió la democracia y a la sociedad en general.

La campaña electoral que aún continúa ha mutado, aunque los candidatos que llegaron a la segunda vuelta ya han regresado a las calles, la seguridad, el miedo y la ansiedad se evidencian en la realidad de los ecuatorianos.

Los psicólogos y académicos, Francisca Barros de la Universidad de Las Américas (UDLA) y Jaime Costales de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), manifestaron a LA HORA sus consideraciones sobre el miedo y el sentimiento de desprotección que se puede percibir en la ciudadanía.

Defensa natural

Barros destacó que la sociedad ecuatoriana ha reaccionado de forma natural ante la violencia registrada en la campaña electoral.

Para la psicóloga, en la actualidad “se están dando un montón de situaciones políticas que están generando un montón de reacciones violentas, gestiones que generan miedo”.

Recordó que la violencia es una forma de control natural, indicando que la generada por los grupos delictivos organizados “genera un tipo de miedo distinto en la sociedad”.

Explicó que tomando la pirámide de necesidades de Maslow, la seguridad ocupa los primeros niveles, “el ser humano para funcionar en paz, necesita estar tranquilo. La seguridad es fundamental”.

Añadió que “aquí se está afectando la necesidad básica de sentirnos tranquilos, de que no nos va a pasar nada”.

Gestionar la crisis

Barros indicó que la ciudadanía debe trabajar en la gestión de la crisis y de las emociones. “Usualmente, en este tipo de situaciones, uno sufre ante la muerte y ante la violencia en general. En principio en un estado de shock inicial, pero después se van generando reacciones a largo plazo”.

Advirtió además que “el miedo a largo plazo puede ser un problema, porque genera que la gente no salga, que seamos un pueblo muchísimo más controlado por el miedo”.

La académica recordó que la psicología social ha demostrado que una persona que está presionada por el miedo “va a ser mucho más controlada que una que no tiene miedo”.

Destacó que si bien es importante sentir miedo “finalmente el asunto está en que la vida sigue, no ganamos nada con encerrarnos y con no tener una vida, porque de esa manera, ¿cuál es el sentido de estar aquí?”.

Barros manifestó que “uno debe aprender a gestionar esos pensamientos y emociones para poder actuar”. (ILS)

                                                                                                                                           

 

Duelo colectivo

Jaime Costales, catedrático de Psicología de la Universidad San Francisco de Quito explicó que la ciudadanía ecuatoriana vive un duelo colectivo e hizo un llamado a la participación “valerosa” del electorado en defensa de la libertad y la democracia.

Para él, los asesinatos ocurridos en la campaña son eventos impactantes, que aumentan la sensación de estar desprotegidos. “Ello incrementa el miedo de las personas frente al poder brutal de la delincuencia”, dijo el catedrático al señalar que ciertamente se produce un duelo colectivo, porque Villavicencio encarnaba un personaje valeroso que enfrentaba sin tapujos al poder político corrupto y a las mafias. “El magnicidio ocurrido provoca dolor e indignación en una parte muy importante de la población. Porque además es una terrible forma de fraude electoral previo: nada menos que la eliminación física de un candidato que podía dar la sorpresa pasando a segunda vuelta”.

P. ¿Qué acciones debería tomar la ciudadanía para superar la decepción al sistema político que puede observarse en la comunidad?

Por conciencia de Patria y también por autoprotección, el voto debe evitar el retorno al poder de agrupaciones políticas que han sido autoritarias, agresivas, ineficaces y corruptas cuando lo ejercieron. Los ciudadanos debemos tener una participación valerosa en la defensa de la libertad y la democracia, evitando que el país siga el camino trágico de Nicaragua, Argentina o de Venezuela, donde los gobiernos tiránicos y corruptos destrozan la economía de la gente, y se enquistan en el poder por décadas, convirtiendo a sus países en botín de enriquecimiento ilimitado para sus grupúsculos gobernantes, y tiran a matar a quienes se rebelan frente a la tiranía. Los ciudadanos no podemos permitir de nuevo ser convertidos en esclavos de sistemas populistas autoritarios y mafiosos. Es crucial que nos hagamos escuchar: pongamos en marcha una rebelión no violenta, la Rebelión de la Honradez, para defender nuestras libertades, y evitar que el país se convierta en una cárcel gigante en la que seríamos prisioneros sojuzgados y amenazados.

P. En Ecuador existen espacios que pueden ser usados como válvulas de escape para la frustración y la decepción ciudadana

Lo mejor sería construir un movimiento ciudadano que lidere la Rebelión de la Honradez. Hace 70 años, Martin Luther King hizo su inolvidable discurso ‘Yo tengo un sueño’. Es el momento de que los ecuatorianos digamos en voz alta que tenemos también un gran ideal, un gran sueño: construir un Ecuador libre, democrático y próspero, donde las mafias políticas y delincuenciales sean sometidas y desarticuladas, y se hundan en el basurero de la historia. Que cada ciudadano demuestre su amor por sí mismo, por su familia, por su barrio, por su ciudad o poblado, por el país entero, diciendo y viviendo con coraje heroico: Yo tengo un sueño: que el Ecuador se convierta en un país verdaderamente democrático, con líderes serenos y transparentes, honrados y eficaces, respetuosos e inspiradores, y con ciudadanos valerosos que construyan, día a día, un país próspero, pacífico y exitoso, respetuoso de la ley y de los derechos.

P. ¿Qué acciones colectivas pueden adelantarse, para que estás acciones no nos lleven al silencio colectivo y la autocensura?

Propongo una psicoterapia colectiva a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, que logre curar las heridas de los conflictos psicológicos colectivos del Ecuador. Ese programa tiene que elevar la autoimagen y autoestima de los ecuatorianos, e inspirarnos para creer en nosotros mismos y nuestra capacidad de crear las circunstancias para tener una democracia madura, con bajos niveles de violencia y de corrupción. Hay que curar el sentimiento de inferioridad que tienen muchos ecuatorianos, enfermedad psicológica que les hace creer que no merecen una vida buena, ni líderes honrados y democráticos, ni éxito en sus emprendimientos. Es tiempo del heroísmo civil no-violento.