En un año, El ECU-911 recibió 103.236 alertas por maltrato. La provincia que lidera la lista es Guayas. Desde el Estado no se han tomado decisiones radicales.
Ni la pandemia detuvo a la violencia intrafamiliar. El ECU-911 indicó que desde el 12 de marzo del 2020 hasta el 4 de marzo de 2021 existieron 103.236 alertas por violencia intrafamiliar y un promedio de 228 llamadas diarias. La provincia que encabeza las alertas es Guayas, con 31.201, le sigue Pichincha, 24.427; Esmeraldas, 5.396; Santo Domingo, 5.018; y Tungurahua, 4.392.
Para la socióloga y miembro de la Coalición de Mujeres del Ecuador, Liz Ernst, esa patología social de la violencia dentro de la casa se recrudeció más con el confinamiento por causa de la pandemia, y un ejemplo de eso fue la pérdida de empleo, que en realidad se ha precarizado para ambos sexos.
“Muchas se encuentran dentro del trabajo informal y este se ha reducido en su mínima expresión”, comentó la especialista.
Ernst explicó que la mayoría de mujeres, además de trabajar fuera de casa, hacen quehaceres que no son remunerados, como cocinar, lavar, comprar, cuidar a los hijos, a los enfermos, a los adultos mayores e incluso atender a las mascotas.
Temor a denunciar
“La violencia intrafamiliar se ha incrementado. Vi que la Fiscalía ha tenido 42 mil denuncias en 2020, eso evidencia el número de personas que han podido acusar. Es la punta de un iceberg, porque no hemos sabido cuántas personas han estado en esa situación de violencia y no han querido denunciar, y eso es porque en el caso de las mujeres son amenazadas con un: ‘Te voy a matar si denuncias’”.
Para la socióloga, otra condicionante para que la coacción dentro del hogar se exalte fue la pobreza, ya que la gente más necesitada vive en espacios pequeños, la mayoría tienen hijos y éstos no pueden ir a la escuela, esa condición de hacinamiento aumenta la escala de violencia.
Las mujeres han sufrido violencia por sus parejas cuando conviven y también han estado en lugares muy pequeños, y ahí se concentra todo porque no tienen espacio ni para estudiar o desenvolverse. Entonces los niveles de hacinamiento elevan la ira.
El abandono del Estado
La doctora, investigadora y activista social, Virginia De la Torre, aclaró que la violencia machista recrudeció con la pandemia. Para la activista, el hecho de que los adolescentes que se quedaran sin el espacio escolar fue un acto de abandono estatal.
María Cristina Almeida, presidenta de la Fundación Nina Warmi, indicó que las cifras que muestra el ECU-911 dista de la realidad, porque hay más mujeres que están encerradas por el motivo de la pandemia, con sus agresores y difícilmente pueden hacer una llamada, entonces la violencia estuvo en alza.
“Nosotras, como organización que ayuda a otras mujeres en situación de violencia, nos vimos solas, sin ayuda de parte del Estado, de la policía, del 911 o de alguna entidad, porque no estábamos preparadas para enfrentar la pandemia tal como la hemos vivido.”
Almeida explicó que en esas situaciones, las mujeres tuvieron que organizarse. “Desde Nina Warmi formamos redes de apoyo a las mujeres que nos llamaron durante el confinamiento”.
Asimismo, dijo que la violencia en el contexto de la pandemia ha sido otra pandemia. (AL)
14 femicidios se han reportado en lo que va de 2021.
Solidaridad internacional
El confinamiento ha profundizado las brechas de género en América Latina, donde cientos de mujeres luchan contra las desigualdades cada vez más evidentes a raíz de la pandemia. Es el caso de Nely y Dreisy, de El Salvador y Perú, respectivamente, que forman parte de #MujeresqueRompen, una campaña que lanzó la ONG española, Ayuda en Acción, con la intención de visibilizar el papel de las mujeres que están alzando la voz por la igualdad de género en la región.
Nely tiene 42 años y ha construido una red de apoyo de mujeres en la comunidad de San Ignacio, El Salvador, donde el repunte de la violencia de género ha sido uno de los efectos más graves de la pandemia.
Según Ayuda en Acción, no existe uniformidad en cuanto a los datos pero varias organizaciones del país registraron más de 25 feminicidios, 66 denuncias por violación y más de 2.300 agresiones durante los tres meses de estado de emergencia y excepción en el país, entre el 14 de marzo y el 14 de junio de 2020, por la pandemia.
Con tan solo 15 años, Dreisy se ha convertido en un altavoz de los derechos de las mujeres en la comunidad de Cajamarca, Perú. Desde un programa de radio sensibiliza e informa a las y los jóvenes sobre distintos temas relacionados a la igualdad entre hombres y mujeres, el embarazo adolescente y la educación. EFE