“Ejercer firmeza y rapidez para no llegar a narcoestado”, recomienda el expresidente Jamil Mahuad Witt

El expresidente de Ecuador habla con la Revista Semanal de este Diario para dar sus recomendaciones en esta álgida etapa política y social del país. Lea esta entrevista.

Jamil Mahuad reside el Boston, Estados Unidos. La periodista Mariana Velasco, colaboradora al Revista Semanal de LA HORA, le consultó sobre su visión de la democracia y del país en este tiempo de una múltiple crisis.

Hace una advertencia sobre cómo el país ya se debate entre «populismo y narco populismo», y el papel de la política y los políticos. Y, además, la impaciencia de los ciudadanos ante una lenta democracia. Aquí el diálogo exclusivo.

P. ¿Siente que hay un deterioro en la democracia y una disminución en la gobernanza?

Si y sí.  Ahora, ¿por qué? La definición más completa de democracia que he encontrado, está en el discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg, que no pretendió definirlo, sino que dijo que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no debería desaparecer de la faz de la tierra. Del pueblo, significa un gobierno elegido en urnas. Por el pueblo, un gobierno que trabaje apegado a las leyes y Constitución y para el pueblo, que los resultados de esa gestión, mejoren el nivel de vida de la población. Siempre he dicho que la democracia es una mesa con estas tres patas: si falta una estaría incompleta. Vivimos en una época que la característica es la impaciencia. La gente quiere resultados inmediatos en todo y la democracia a veces requiere demasiado tiempo, comparado con la paciencia de las personas. Creo que hay deterioro. Todas las encuestas de opinión demuestran que la adhesión a la democracia era más alta pero que va cayendo en América Latina. La solución no es una dictadura; el remedio es más democracia.

P. ¿Qué debe primar en la toma de decisiones de un presidente?

Toda decisión necesita dos elementos: racionalidad y la voluntad para tomarla. Es un 50-50. Harry S.Truman acuñó la frase «The Buck Stops Here», lo que significa que el presidente toma la decisión. Esta afirmación debe llevar a todo candidato a formularse la interrogante de ¿por qué quiero ser presidente? Si lo que busca es tomar decisiones en beneficio de los demás, eso va a primar o si desea tomarse fotos para la vanidad personal, esa será su prioridad. Hay un pico en la urgencia de decidir en lo que se juegan tres cosas: primero, en un asunto de guerra o la paz, se juega la vida. Segundo, la urgencia de decidir y tercero, de la información que recibo y que puede estar sesgada o incompleta, pero es lo que tengo. ¿Cómo se protege contra eso? Se apoya en el equipo que usted confía, que sabe, que tiene experiencia. No tengo nada contra la juventud, pero si tengo reparos con la inexperiencia. Hay personas muy viejas pero inexpertas, hay jóvenes que se sienten expertos, pero cuidado confundimos lo uno con lo otro. La experiencia define a una persona de estado.

P. ¿Los gobiernos, y el nuestro, están entre la espada del populismo y narco populismo?

Lamentablemente así es. El gran riesgo ahora es el narco populismo. Porque siempre fue el populismo que, primero destruye la complejidad y capacidad de analizar los problemas y, segundo, apela de manera exagerada a la emocionalidad en lugar de la racionalidad. Son expresiones normalmente, masivas, eufóricas y de muy corto plazo. Se desilusionan de la misma forma que se ilusionan. Estas mismas características que han estado por décadas en América Latina, ahora están vinculadas con el narcotráfico donde ya se habla de una estructura criminal, organizada, internacional, que no solamente quieren que los gobiernos se hagan de la vista gorda o colaboren con ellos, sino que quieren dar un paso más y ellos convertirse en gobierno. Y ahí estamos ya en un narcoestado. Ecuador es un estado donde la narcopolítica ha avanzado; entonces: o paramos eso o damos el siguiente paso a un narco estado. Todavía no estamos ahí pero podríamos llegar si no se actúa con firmeza y rapidez.

El expresidente Jamil Mahuad
El expresidente Jamil Mahuad, en una imagen de archivo. (EFE)

P. ¿Para llegar a esta instancia: se vació de contenido la política ecuatoriana o sus procedimientos y dinámicas se empobrecieron?

Creo que el mundo ha cambiado a una velocidad impresionante y a veces instituciones como la democracia no cambian con la misma prontitud. Cualquier persona en su vida diaria compra cualquier cosa de forma inmediata. Por ejemplo, la adquisición de un celular, compra a su gusto, no le gusta, cambia; es decir, diseña su propio equipo. Y así pasa con todo. O, ¿cuántos partidos debe perder un técnico para que lo despidan? Muy pocos. Cuando hablamos de democracia y en el caso del Ecuador, eso toma tiempo; esperar cuatro años, deben aprobarse leyes, procesos, etc. Las personas que no están acostumbradas a esperar, no sintonizan. Quedan dos caminos: el primero que a mí me parece errado, el de la nostalgia: cuando había partidos políticos, cuando la calidad era mejor, etc, etc. Todo eso es cierto pero es nostálgico. Mi propuesta es que utilicemos los mecanismos modernos, internet, redes y como los instrumentos son neutros, (uso bien/ mal) usemos para promover una democracia más fuerte, en lugar de echar la culpa a esos mecanismos por lo que estamos pasando. Esta nueva democracia tiene que ser más rápida, vital, tiene que cambiar incesantemente. Y para poner una última comparación:  va a ser una democracia construida por todos, se va a parecer más a Wikipedia que a una Enciclopedia. La democracia anterior era enciclopédica, la nueva debe ser ‘wikipédica’. Hoy todo se hace a la velocidad del chasquido de los dedos.

P. ¿El desafío de las nuevas generaciones está en construir una nueva democracia, aunque imperfecta?

Sí. Cada vez que vamos por un aeropuerto encontramos carteles que dicen «pedimos disculpas, estamos reconstruyendo para su comodidad». Y algo así debe suceder con la democracia. La democracia siempre es un proceso en construcción. Siempre es imperfecta. Desde luego, hay que tener un plan, una meta, un nuevo objetivo pero siempre caminando hacia allá.

P. ¿En la nueva democracia debe considerarse a la política como profesión?

La política es la forma que escoge la sociedad para decir quién decide qué y a costa de quién. La definición no es mía pero me gusta mucho. Nosotros escogemos la democracia, otras sociedades escogen el sistema monárquico, otros cualquier otra forma de distribuir los recursos en la población, porque esa es la política. Cuando yo empecé en la Universidad Católica dentro del equipo profesional, nos parecía una abominación que los jugadores de futbol fueran profesionales, que en la camiseta del equipo hubiese una marca. Era como un concepto ideal de la pureza absoluta versus a dedicarse a tiempo completo a él. Hoy vemos que no habría futbol profesional si no fuera una profesión. Pienso lo mismo de la democracia. Un buen dirigente democrático, tiene que conocer tantas cosas, tiene que relacionarse con tantas personas, tiene que conocer tantos campos, que la única manera es dedicándose a tiempo completo a esto. No hablo de una obsesión, sí de una dedicación. No me opongo a que se lo considere una profesión aunque suena despectivo, políticos profesionales. Yo prefiero médicos, arquitectos, abogados y políticos profesionales.

Quienes se oponen a la dolarización “son los mismos de hace 23 años”: Jamil Mahuad

P. ‘Mientras respiro, nadie aspira’, es una máxima del caudillismo. ¿Es un freno para el emerger de nuevos líderes?

Hay que tener una perspectiva histórica y no me refiero a siglos, sino a algunas décadas. ¿Qué paso en la década de los 70? Ecuador siempre ha tenido caudillos muy fuertes y es uno de los países donde la personalidad de los que mandan es más decisiva. No es un país de partidos, es un país de personalidades, como también hay de los otros. Sin embargo, en ese ambiente apareció Jaime Roldós, Oswaldo Hurtado, Rodrigo Borja, Jamil Mahuad. Eran partidos nuevos que vivían procesos democráticos internos y el propio Ecuador generó una situación donde las oportunidades eran más parejas y se podían promocionar nuevos liderazgos. De pronto eso ha cambiado, primero porque hubo personas con resultados muy exitosos sobre todo en alcaldías y se quedaron ahí, convirtiéndose en alguien inamovible y, segundo, porque no entienden que cuando uno ingresa en una institución política debe cumplir su rol y luego pasar a segundo plano hasta que se convierten en tapón. También hay otro factor. Lamentablemente a mucha gente en Ecuador, le gusta más un dirigente mandón, un político que tenga un comportamiento más parecido al de un inca que a un presidente o primer ministro europeo. Está en nuestra forma de ser. Cuando hay elecciones, preguntan cuál es el duro, votan en masa. Los eligen por cómo son, y cuando son elegidos practican lo que son y entramos en un círculo malo. Pero también hemos tenido el círculo bueno. Ya depende de los votantes que deben preguntarse: ¿Qué prefiere la gente?

P. En diciembre 2023, usted recibió el premio George Washington, «Legado de Libertad y Democracia». El Instituto Interamericano de la Democracia, reconoció en usted y su gobierno (18 meses) qué, jugando todas las reglas de la democracia, se formularon cuatro políticas de Estado: la paz con Perú, dolarización, pionero en la entrega del bono de desarrollo y el tema ambiental de protección al Yasuní. Fueron medidas  creativas en América Latina. Al agradecer, usted, remarcó en la libertad de y la libertad para… ¿Puede ampliar?

Hace muchas décadas, en el colegio, leí El miedo a la Libertad de Erich Fromn, donde puntualiza que hay que diferenciar bien al hablar de libertad, elemento esencial para la democracia. Libertad de… es lo que nos lleva a luchar contra las cadenas de la opresión y libertad para… nos permite empoderarnos por una sociedad más justa en donde las oportunidades se distribuyan de mejor manera. Estas dos libertades son obligaciones de los mandatarios que deben construirlas para una buena democracia.

P. ¿Considera usted que el Estado de Massachusetts, a través de la academia, ha apuntalado nuestras democracias en América Latina?

No me queda la menor duda, aunque mi opinión puede ser sesgada por trabajar aquí. Claro que contribuye porque desde la academia hay algunos criterios muy claros, segundo porque entiende que la democracia tiene que ser eficiente, y, tercero, porque hay que prepararse para ello, estudiar, acumular conocimientos y compartir experiencias. A estos centros de estudio llega gente de todas las partes del mundo, cargados de ideales que buscan mejorar la vida de las personas.

P. Incluidos los adversarios políticos, reconocen sus calificaciones intelectuales y académicas. ¿Qué le dice su GPS personal?

Permítame responderle con dos versos de Antonio Machado, que musicalizara Joan Manuel Serrat: «[…]   mi verso brota de manantial sereno; y […] soy, en el buen sentido de la palabra, bueno’’.

Mariana Velasco. Desde Boston para la Revista Semanal-Diario LA HORA

Instituto defensor de las libertades otorga máximo galardón a Jamil Mahuad