¿Qué hábitos tienen los ricos que la mayoría de la gente, ahogada en deudas, ignora?

La diferencia central está entre tener pensamiento de consumidor, y creer que primero gasto y luego veo como pago, o tener pensamiento de inversionista, para utilizar el dinero con inteligencia.

Una de las máximas en finanzas personales apunta a que la riqueza no solo depende de los ingresos, sino sobre todo de cómo se maneja el dinero. Se debe buscar siempre fuentes extras de recursos, pero ese esfuerzo no servirá de nada si todo se va en aumentar su gasto sin pensar en aspectos claves como el ahorro y la inversión.

En los años cincuenta y setenta del siglo pasado, antes de la bonanza petrolera, Ecuador era un país más pobre que ahora, donde casi todos eran iguales en sus reducidos recursos económicos. Sin embargo, en esa generación, padres y madres de familia con cinco y siete hijos ahorraban e incluso invertían para el futuro. Hay innumerables casos de hogares que, sin ser de los más ricos del país, acumularon más de un departamento y ahorros para la vejez.

Eso se logra cuando, incluso de manera muy intuitiva, se tiene pensamiento de inversionista más que de consumidor.

Carlos Devis, un conocido divulgador de temas de finanzas personales y empresario colombiano, ha repetido en múltiples ocasiones una anecdota esclarecedora con una tía suya que era mayor a él con diez años.

Esa tía fue secretaria bancaria toda su vida, y ganó siempre un sueldo modesto; mientras Devis llegó a ser un gran empresario, siempre frenético por hacer nuevos negocios, pero que sus mayores ingresos se iban casi automáticamente a más gasto y deuda.

«Mientras yo ganaba y gastaba más, ella apenas aumentaba sus gastos y ahorraba prácticamente todo lo que podía. Un día me contó que había comprado un apartamentico de tres habitaciones. En una de esas habitaciones vivía ella, en otra mi abuela, y la tercera la arrendaba. Con el arriendo, y un pequeño aporte de la abuela, el departamento prácticamente se pagaba solo y ella podía ahorrar más. A los 45 años ya era dueña de cuatro apartamentos totalmente pagos y pudo retirarse de su empleo de secretaria. Yo a los 35 años estaba quebrado, angustiado, con deudas.  Ella tenía el pensamiento de inversionista; yo tenía el pensamiento de consumidor. Mi tía tenía un plan financiero claro y eficiente; además, no le importaba la opinión de los demás», dijo.

Diferencias entre el pensamiento de inversionista y de consumidor

El comportamiento del inversionista es el siguiente:

1.- Presupuesta los gastos mensuales y compran todo con plan.

2.- Compara antes de comprar. No le importa la marca, sino la calidad.

3.- No les importa la opinión de los otros, sino cumplir su plan financiero

4.- Usa lo menos posible el crédito de consumo, así se lo ofrezcan gratis

5.- Mensualiza todos sus gastos para entender su real impacto en sus finanzas personas

6.- Para sus ahorros e inversiones tiene un plan financiero a corto, mediano y largo plazo

7.- Siempre está preparado para una emergencia o gastos extras

8.- Mide todo y controla diariamente sus números. Valoran los pequeños pasos y cumple con su palabra

 

El comportamiento del consumidor es el siguiente:

1.- No tiene presupuesto de ingresos y gastos

2.- Compran todo por impulso, por emoción. Le importa la marca más que la calidad

3.- Decide por la opinión de los demás

4.- Se dejan presionar por el crédito y no saben manejarlo. No le importa los intereses ni los costos y piensa que ya encontrará la forma de pagar la cuota mensual

5.- Casi todo su presupuesto se va en pagar deudas mensuales

6.- Usa todo el crédito que le ofrecen sin entender temas básicos como los intereses

7.- El éxito lo mide por cuánto ganan y por cuánto aumenta su patrimonio

8.- Culpa a los demás de su mala situación financiera y no se educa financieramente

9.- No mide los resultados ni sus números. Por eso, no valora los pequeños logros financieros y deja todo para el último

 

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