Alertas tempranas y educación son prioridad para proteger las quebradas de Quito

Vista aérea de las afectaciones del aluvión de la Gasca.
Vista aérea de las afectaciones del aluvión de la Gasca.

Los residentes de La Comuna temen otro aluvión tras sufrir pérdidas el 2 de marzo. Muchos no pueden mudarse por razones económicas y demandan un sistema de alerta eficaz.

Los residentes de La Comuna se mantienen preocupados ante la posibilidad de enfrentar otro aluvión, tras las pérdidas sufridas el pasado martes 2 de abril. A pesar del miedo y las dificultades, muchos no pueden abandonar sus hogares debido a que carecen de los recursos necesarios para trasladarse a otro lugar.

Los habitantes de la zona demandan un sistema de alerta efectivo que les permita prevenir y protegerse ante eventos similares en el futuro.  El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, explicó que el sistema de alerta actual es manual y, por lo tanto, es ineficiente.

Según Muñoz, el procedimiento implica que un vecino de una zona elevada notifique a otro residente cuando observa un aumento del agua en la quebrada. La persona alertada debe activar la alarma comunitaria, pero surge un problema cuando esta segunda persona no se encuentra en casa, como ocurrió el 2 de abril.

Inoperatividad de radares de lluvia en Quito

Javier Macas, técnico del INAMHI, explicó que, en Quito, hasta hace dos años, existían unos radares de lluvia que permitían medir, en corto tiempo, la cantidad de lluvia que podía caer en un sector. Explicó que esto ayudaba a la prevención de desastres, ya que estos dispositivos son esenciales para monitorear y prever eventos climáticos a corto plazo.

Aunque no son capaces de prever con precisión a largo plazo, los radares permiten seguir el desplazamiento inmediato de las precipitaciones, crucial en áreas de alto riesgo como las laderas del Pichincha.

Explicó que los radares de lluvia han dejado de funcionar desde hace aproximadamente un año. Según Macas, estos equipos presentaron problemas hace dos años, principalmente por dificultades de mantenimiento y la falta de repuestos.

Anteriormente, el INAMHI mantenía convenios con otras instituciones para el suministro de repuestos, pero estos acuerdos ya no están vigentes, dejando los radares fuera de operación. Se espera que un proyecto en colaboración con un instituto francés permita reactivar estos radares próximamente, aunque no se ha especificado una fecha concreta para este año.

Medidas de mitigación

El Ingeniero José Salvador, coordinador de ingeniería en la entidad colaboradora de proyectos del Colegio de Arquitectos de Pichincha, ofreció una explicación sobre las acciones necesarias para reducir futuros riesgos.

Salvador destacó la importancia de que se comprenda el concepto de riesgo, definido como la combinación de amenaza, vulnerabilidad y exposición. Subrayó que los desastres no son naturales, sino socialmente construidos, y enfatizó en la posibilidad de reducir riesgos a través de la planificación urbana, la educación y la disminución de la vulnerabilidad.

Enfatizó que la informalidad en las construcciones aumenta la vulnerabilidad y el riesgo. Destacó la importancia de contar con sistemas de alerta temprana, como los implementados en ciudades como Medellín para prevenir tragedias.

Salvador mencionó que la mitigación de riesgos implica medidas estructurales (ingeniería civil) y no estructurales (planificación urbana, educación). Explicó que las medidas estructurales tienen limitaciones económicas y técnicas, mientras que las no estructurales, como la planificación urbana y la educación, son igualmente importantes.

El experto hizo un llamado a la acción conjunta de ciudadanos e instituciones para enfrentar los riesgos, incluyendo la implementación de sistemas de alerta, la planificación territorial y la promoción de construcciones sostenibles. Además de la necesidad de una educación continua sobre riesgos y medidas de seguridad, involucrando a toda la comunidad en la reducción de amenazas y la preparación ante eventos adversos.

Peligro latente de las quebradas y la falta de sistemas de alerta temprana

El exsecretario de la Epmaps, Othón Zevallos, expuso la cruda realidad sobre la ausencia de sistemas de alerta temprana en las laderas del Pichincha y se señalaron las quebradas más peligrosas de las laderas, así como el origen y las implicaciones devastadoras de los aluviones.

Zevallos dejó en claro que no existe un sistema formal de alerta temprana en la zona, lo cual es crítico dada la complejidad técnica involucrada. Explicó que lo que se activó tras el último evento no fue un sistema de alerta temprana, sino un sistema de alerta comunitaria básico, que depende de la activación por parte de residentes de las zonas altas.

El ex funcionario mencionó las quebradas más peligrosas en las laderas del Pichincha. Destacó que estas quebradas, como la de El Tejado, Rumipamba, Caicedo, Carmero, Miraflores, Vasconez,  Yacutoro y la Rumiurco, representan graves riesgos debido a su geografía y a la acumulación de agua y sedimentos. Y que solo por alertas de lluvia, no se puede evacuar a todas las personas que viven en estas zonas.

Zevallos explicó que un aluvión en estas áreas puede ser desencadenado por deslizamientos, represamientos o simplemente acumulación de agua y sedimentos en las partes altas de las quebradas. El exsecretario describió el impacto de un aluvión, que consiste en una mezcla violenta de agua, rocas y otros materiales que descienden a gran velocidad por las laderas.

Asimismo, Zevallos destacó la necesidad urgente de implementar sistemas de alerta temprana adecuados, aunque aceptó que no es fácil de hacer, y que deben incluir instrumentación para medir humedad del suelo, precipitaciones, desplazamientos del suelo y niveles de agua en tiempo real. Estos datos, según él, deberían ser transmitidos constantemente a un centro de control para una rápida toma de decisiones y activación de alarmas.

Las mejoras necesarias en infraestructura para mitigar estos riesgos incluyen la ampliación de reservorios, mejoras en obras de captación de caudales y estabilización de quebradas mediante técnicas como las obras de hormigón o diques dinámicos de cables de acero. (EC)

Desde que se origina el flujo, en el páramo arriba, en la parte alta, cerca de las antenas, a 3.650, 3.700 metros, hasta que llega la Avenida Occidental pasan más o menos cinco minutos.

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